GARA > Idatzia > Iritzia> Kolaborazioak

Rosa Lago e Iñaki Barcena Miembros de Ekologistak Martxan

De Muskiz a la Amazonia y de Jaizkibel al Delta del Níger

Lo que pone en entredicho nuestro creciente modelo energético es el afán de hacer grandes negocios a corto plazo sin tener en cuenta la salud y la calidad de vida de la gente. Es esto lo que aúna las voces de pueblos y actores sociales a ambos lados del océano

El pasado 22 de abril, con ocasión del Día de la Tierra, el movimiento ecologista escogía el lema «de Muskiz a la Amazonia» para simbolizar que nuestro modelo energético dependiente del petróleo, del gas y de otros combustibles fósiles como el uranio, además de ser insostenible, genera multitud de problemas en comunidades que son algo más que los denominados NIMBY -no en mi patio trasero-. No es el egoísmo, la falta de solidaridad con el resto de la sociedad y la negación del interés general lo que se trasluce de la oposición a los grandes proyectos energéticos. Lo que pone en entredicho nuestro creciente modelo energético es, por el contrario, el afán de hacer grandes negocios a corto plazo sin tener en cuenta la salud y la calidad de vida de la gente. Es esto lo que aúna las voces de pueblos y actores sociales a ambos lados del océano.

La oposición a proyectos energéticos como el de Bizkaia Energía (ESB) en Zornotza (Bizkaia), que movilizó a miles des personas durante años, no es un caso aislado más. No se trata de un SPAN -si pero aquí no- de ciudadanos irresponsables y egoístas que pretenden que su salud y su entorno ambiental se antepongan a los intereses energéticos de toda una sociedad como la vasca. El entonces responsable de Industria en el Gobierno Vasco llegó a afirmar en las primeras páginas de los diarios que ese proyecto debía buscar otra ubicación, ya que ni la corporación municipal ni los habitantes del municipio lo aceptaban. Luego cambiaron las tornas. ESB negoció con Iberdrola ser cliente de Bizkaia Bahía Gas y también la admisión de Iberdrola como socio en su propio negocio. El entonces Consejero de Industria pasó a ser dirigente de Petronor y su tarea central es poner en marcha una planta de coke, que rechaza un movimiento vecinal asfixiado durante 40 años por la contaminación de la refinería de Muskiz. Nada nuevo bajo el sol.

Sin embargo, lo que ocurre en Muskiz también pasa en la comunidad del Dock Sur en el Río de la Plata argentino, por ejemplo, que además de una refinería tienen que soportar el impacto sobre su salud de una planta de coke que la multinacional Shell sacó de los alrededores de Amsterdam por las protestas de la población holandesa.

Son las empresas transnacionales las que producen la conexión entre los pueblos con sus macroproyectos y las que presionan a puerta cerrada sobre los gobiernos locales, regionales y estatales para que no cedan ante la ciudadanía que reclama no sólo su derecho a la tierra o a la salud, sino también un modelo energético alternativo y solar que responda a las necesidades básicas de la gente, no al despilfarro y al ansia crematística.

En esta época de crisis energética, climática y económica, no debemos olvidar que empresas como Repsol han tenido los mejores resultados de su historia en los últimos ejercicios anuales en que se han elevado ostensiblemente los precios de los combustibles.

La oposición sigue aquí y allá. Se mantiene en los campamentos de gentes desplazadas en Brasil (un millón de personas en todo el país) por los grandes embalses que empresas como Iberdrola construyen para abastecer de energía a la minería y en las comunidades ogoni e ijaw el Delta del Níger, donde se extrae la mayor parte del gas natural -metano- que entra en el superpuerto de Bilbo. Nuestros gobiernos deben saber que las condiciones ambientales y sociales en las que se realizan tanto la extracción de gas en Nigeria como la construcción de embalses en Minas Gerais nunca serían aceptadas en nuestro país. Se imponen manu militari frente a comunidades locales desplazadas y empobrecidas que sólo reciben los impactos negativos de tales proyectos y que, como en el caso nigeriano de la Isla de Bonny, están impedidos incluso de trabajar en sus instalaciones, ya que sólo contratan personal extranjero.

Hoy, cuando en Nafarroa frente a la oposición ecologista y vecinal se pretenden duplicar las térmicas de Hidrocantábrico e Iberdrola en Castejón, o cuando en Gipuzkoa se trata de imponer verticalmente el proyecto del puerto exterior de Jaizkibel, donde se pretende ubicar una nueva central térmica de ciclo combinado que sustituya a la obsoleta de carbón que Iberdrola sigue manteniendo viva frente la voluntad de las autoridades autonómicas y de la crítica ecologista, es hora de tomar en serio nuestra deuda ecológica con los países del Sur y apoyar iniciativas como la del Yasuni, Reserva de de la Biosfera de la Amazonia Ecuatoriana, que con la ayuda internacional trata de dejar en el subsuelo el petróleo que impactaría de forma severa en las comunidades indígenas huaoranis, en sus ecosistemas y en el propio cambio climático.

Esta próxima semana se reunen en Madrid los gobiernos de la Unión Europa y Latinoamérica para poner en orden su agenda política y comercial. Para los movimientos sociales de ambos lados del Atlántico es una ocasión de oro para realzar la crítica sobre las injustas relaciones que tras 500 años de expolio no cejan de exprimir las venas abiertas de América Latina y de otros continentes como el africano. Los dirigentes políticos deben oír y saber que otro modelo energético es posible y necesario.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo