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La tolosarra completa los 14 ochomiles

Así ven los expertos la carrera femenina

DEIA, 10 de mayo de 2010
ÁNGEL LANDA (Sestao, 1935). Fue el director técnico de la primera expedición vasca al Everest en 1974.

«Las cosas que con dinero se pueden comprar son baratas, sobre todo en el alpinismo. Si las mujeres en la montaña quieren ser verdaderamente libres, no deben esperar a que los hombres les hagan el trabajo colocando campamentos y cuerdas fijas, difuminando las carencias técnicas que puedan tener, para que ellas, explotando su condición femenina, cojan su jumar y vayan a la cima; eso es trampa, y ninguna mujer alpinista se puede sentir representada por semejante falacia».
«No se puede ni se debe llamar alpinista, porque no lo es, a quien, acompañado de una cohorte ingente de anónimos alpinistas, de contrastada valía, de calidad excepcional, le colocan cuerdas fijas hasta la cima».
«En la montaña, luz sí suele haber, pero no taquígrafos para levantar acta de lo que sucede en ese momento, por eso se miente tanto. Pero, curiosamente, no es en la montaña, sino cuando se desciende a la ciudad y cerca de los medios cuando aparecen las mentiras disfrazadas de medias verdades que hacen que se mantenga la impostura, que siempre persigue un fin lucrativo. En el fraude siempre hay intencionalidad, fama, dinero o poder; en este caso, también el engaño para quien nada sabe lo que es el alpinismo».

RADIO VITORIA,
3 de mayo de 2010
ALBERTO ZERAIN (Gasteiz, 1961). Montañero

«Estamos viendo que hay una competitividad muy grande y además es una competición sin unas reglas. ¿Cómo puede haber alguien que critique a otra montañera cuando ella hace lo mismo?».

RADIO VITORIA,
3 de mayo de 2010
ENEKO POU (Gasteiz, 1974).
Escalador, alpinista e instructor.

«Prácticamente ya no estamos hablando de montaña. Lo del tema del Himalaya y las vías normales, con 200 personas en el campo base empieza a ser un reality show. Creo que hay gente que está haciendo cosas muy buenas y no se está hablando de ellos. En tenis normalmente se habla de Nadal, no de la gente que está jugando el partido a mitad de tabla. Muchos montañeros, incluidos los hermanos Pou, llevamos defendiendo ciertos valores que nos inculcaron nuestros padres, de solidaridad, de amistad, de trabajo en equipo, de hacer las cosas bien. Esto me suena a una película que no es la nuestra, estamos retrocediendo al pleistoceno y me da mucha pena».

DESNIVEL, 11 mayo de 2010
EDUARDO MARTÍNEZ DE PISÓN (Valladolid, 1937).
Catedrático de Geografía Física de la Universidad Autónoma de Madrid.

«He vivido su expedición con ansiedad, simpatía, interés. Ojalá que Edurne haga los ochomiles. Cuando las cosas se han envenenado con el tema de si la coreana mentía me he distanciado, pues son cosas que me disgustan. Prefiero la montaña inocente. Quiero ver la parte buena. El hecho de que dos mujeres hayan sido capaces de alcanzar trece o catorce ochomiles es realmente una noticia fantástica. Y tienen toda mi simpatía y mi admiración».

EL MUNDO, 25 de abril
SEBASTIÁN ÁLVARO (Madrid, 1950).
Es el creador de Al Filo de lo Imposible, programa televisivo del que fue director desde su nacimiento hasta finales de 2008.

«Creo que una escalada tiene más mérito cuando es realizada de una forma limpia y con medios adecuados a la dificultad de la ruta que se pretende salvar. Algo que, en el caso de las mujeres, está realizando de una forma nítida la austriaca Gerlinde Kaltenbrunner. Y eso no supone quitar ningún mérito, que lo tienen y mucho, a la coreana y la española. Utilizar botellas de oxígeno, muchas cuerdas fijas o sherpas para abrir la ruta, disminuye considerablemente el reto deportivo y nos deja muy mal situados, como personas y deportistas, en comparación con aquellos pioneros que escalaron esas mismas montañas hace muchos años de una forma mucho más limpia, elegante y valiente. Creo que, como en otros deportes, ahora es el momento de escalar. Y de hacerlo limpiamente».
DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, 15 de mayo de 2010
MARTÍN ZABALETA (Hernani, 1949). Es el primer alpinista vasco en el Everest.

«Los ochomiles se han convertido en un circo. Para mí no tienen importancia, pero la prensa tiene que llenar hojas, y mejor si hay sensacionalismo. Me parece muy bien que haya quien haga ochomiles por vías normales, y si encima sacan dinero, mucho mejor. Así se pagan sus vacaciones. Pero aprecio más expediciones a montes más pequeños pero en los que, alpinísticamente, la dificultad sea mayor. Es más, en el mundillo, jóvenes como [Josu] Bereziartua o [los hermanos Eneko e Iker] Pou, entre otros, son mucho más conocidos que [Edurne] Pasaban o Juanito [Oiarzabal]».

EL PAÍS, 28 de abril de 2010
JUANJO SAN SEBASTIÁN (Bilbo, 1955). Montañero. 

«No hay que negar que subir un ochomil exige un esfuerzo supremo en un terreno peligroso. Además, tiene un valor añadido: uno asciende las más bellas montañas de la Tierra. Pero lo cierto es que desde que lo consiguió Messner [1986], sin patrocinadores por cierto, nadie en el siglo XXI ha mejorado lo que se hacía en los años 50».

EL PAÍS, 27 de abril de 2010
ÓSCAR GOGORZA (1972). Periodista  y director de la revista de montaña Campo Base.

«Jean Troillet, suizo reflexivo y sereno, realizó en los años 80 varias ascensiones en el Himalaya impresionantes por audaces, veloces y adelantadas a su tiempo. De paso, fue testigo de la carrera masculina por hacerse con los 14 ochomiles y recuerda asqueado cómo la competición que entronizó a Reinhold Messner acabó con la vida de tres aspirantes. «Nunca pensé que las mujeres fuesen tan tontas como los hombres», resume Troillet.

PAGINA WEB DE EDURNE PASABAN
Durante los 74 días de expedición

Unos 4.866 mensajes, enviados desde diversas partes del mundo, muestran sobre todo en castellano, euskara y catalán su ánimo y apoyo incondicional a la expedición, especialmente a Edurne Pasaban, aunque también hay alguna crítica. Sería imposible reproducir todas en estas páginas.
Pioneras en el Himalaya

Mucho antes de que internet acercara al mundo casi de forma inmediata las vivencias en cotas extremas y sus protagonistas aparecieran ataviadas como pilotos de Fórmula Uno, algunas mujeres ya habían sucumbido a la atracción por las grandes montañas. Varias de ellas practicaron un montañismo comprometido, en estilo alpino, sin oxígeno, a veces en solitario y buscando ampliar retos descubriendo nuevos caminos. En algunos, demasiados casos, su pasión les costó la vida.

Wanda Rutkiewicz, nacida en Plungiany en 1943 cuando aquello era Polonia aunque ahora sea Lituania, cursó estudios de Ingeniería Eléctrica pero terminó dedicándose a la montaña. Considerada la mejor alpinista del siglo XX, con 35 años fue la primera europea y la tercera mujer en alcanzar el Everest. Ochos años después se convirtió también en la primera en el K2, del que sólo han regresado 11 mujeres. En 1992 murió en el Kangchenjunga. Tenía 49 años y la última vez que se le vio con vida fue a 8.200. Se ignora si hizo cumbre. Sin ella llegó a sumar ocho gigantes y participar en otros proyectos en algunos con Anna Czerwinska.

Esta montañera de Varsovia, seis años mayor, fue otra pionera que abandonó un futuro de farmacéutica por la escalada. Dedicó 33 años a una afición en la que llegó alcanzar nueve ochomiles. En 2000, a los 50, fue la más vieja en el Everest. Propietaria de una firma comercial ha publicado numerosos libros. La estadounidense Christine Boskoff llegó a ascender seis ochomiles, aunque después optó por picos más bajos y menos conocidos en donde murió tras ser sorprendida por una avalancha.

La parisina Chantal Mauduit fue otra de las históricas. En 1998 falleció en el Dhaulagiri. Escribió un libro titulado «Vivir en el Paraíso'', reflejo de sus emociones. Miren SÁENZ

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