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CRíTICA cine

«Robin Hood»

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Koldo LANDALUZE

Ridley Scott es un cineasta que funciona a rachas debido a su casi enfermiza predisposición a no parar de rodar y de involucrarse en muchos proyectos que, a simple vista, pueden resultar disparatados. Gastado el crédito ganado con “Gladiator” y “Blackhawk derribado”, este prolífico cineasta regresa a la escenografía medieval que tanto le apasiona y que ya visitó en la irregular “El reino de los cielos”. La excusa resulta atractiva, redescubrir las andanzas del mítico arquero del bosque de Sherwood desde una óptica «verista».

Para tal fin, Scott ha contado con un guión dotado de un gran empaque histórico escrito por el guionista y cineasta Brian Helgeland el cual no ha escatimado esfuerzos a la hora de hilvanar una trama que pretende indagar en los presuntos orígenes del personaje. Quizás, esta ha sido la opción que menos ha gustado a quienes opinan que esta nueva versión de “Robin Hood” es demasiado tacaña en su vertiente aventurera y excesivamente farragosa en lo concerniente a su arquitectura narrativa. Pero es indudable que Scott ha cumplido con su promesa de no repetir el esquema del clásico de Michael Curtiz y William Keighley ni de las posteriores películas que protagonizaron tanto Kevin Costner como Patrick Bergin y ha optado por un filme de entretenimiento en el que no hay demasiado espacio para la sonrisa pícara.

Nadie puede cuestionar el gran estilo visual que posee el autor de “Blade runner”, ni sus esfuerzos por dotar a sus proyectos de una puntillista puesta en escena. Esta película reúne ambas cualidades y, además, cuenta con el soporte interpretativo de una excelente pareja protagonista: Russell Crowe y Cate Blanchett. El primero recupera su aspecto más feroz y vuelve a demostrar que su sola presencia llena la pantalla; lo mismo ocurre con su compañera de reparto la cual demuestra su versatilidad y carisma en escenas como aquella en la que le comunican que su marido ha muerto en los campos de batalla.

En esta oportunidad, el espectador no visita los bosques de Sherwood –si la taquilla funciona, seguramente aparecerá en la segunda parte– pero, a cambio, es partícipe de los cruentos combates medievales y de un discurso no especialmente favorable hacia las monarquías.

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