Se ha repetido mil veces en estas páginas que Nafarroa es lo que dan en llamar «cuestión de Estado» y que sólo desde esa clave pueden interpretarse las incomprensibles alianzas entre la derecha pura y dura y la pretendida izquierda. Lo mismo viene a suceder ahora en la CAV con la parejita Patxi López-Basagoiti.

Lo que resulta más curioso es leer con qué naturalidad apabullante lo reconoce, por ejemplo, José Javier Viñes, ex senador de UPN.

Ayer, en «Diario de Navarra», Viñes advertía que «el modo de ejercer la política en Navarra es singular, diferente al de otras regiones españolas». Y nos explica el porqué: «Una diferencia es que a pesar de constituir Navarra una unidad territorial histórica y jurídica, forjada en siglos, algunos navarros desean entregar esta unidad al nuevo ente territorial de Euskadi, en base al atributo de la personalidad vasca de una parte de la sociedad navarra, lo cual destruye la identidad y naturaleza del ser navarro». Lo destructor es entregar Nafarroa al Reino de España.

Todo es poco, dice Viñes, para salvaguardar la fractura de Euskal Herria: «La toma de posición en el eje Navarra, (foral y española), Euskadi, (nacionalista/separatista vasco), es por tanto una característica de la singularidad de la política navarra».

«Esta realidad supedita el ejercicio del segundo eje político: derecha-izquierda, que define la manera de gobernar en las sociedades occidentales. UPN, como el resto de los partidos que operan en Navarra, define también su ideología en el eje de derecha-izquierda desde las posturas conservadoras (en lo ético) liberales (en lo económico) y socialdemócratas (en lo social)». O sea, que UPN es, a un tiempo, conservadora, liberal y socialdemócrata. ¡Ésta es de las buenas!

Pero se acercan elecciones y advierte Viñes que «es muy grave por parte de los partidos ocultar en las campañas electorales su oferta sobre su concepto del Estado, y hasta dónde están dispuestos a ceder, en relación al `estatus' de Navarra, para evitar engaños y sorpresas». Se dirige a PPN y PSN, para que ninguno tenga la tentación de respetar lo que en su día digan las navarras y los navarros. ¡Y luego hablan de democracia!