Numerosos ramos de flores fueron ayer la muestra del impacto ocasionado en los británicos por el tiroteo perpetrado el miércoles por un taxista que mató a doce personas y dejó once heridos antes de suicidarse.

Las razones por la que un aparentemente tranquilo taxista pudo haber llevado a cabo una matanza de este tipo son una incógnica que ahora las autoridades británicas tratan de despejar en medio de una incesante lluvia de preguntas para tratar de entender lo ocurrido.

El primer ministro británico, David Cameron, prometió una investigación «completa» sobre lo sucedido y aseguró que hará todo lo posible para evitar que se repitan tragedias como ésa.

En una declaración, Cameron dijo además que hay que ser cauteloso a la hora de solicitar un refuerzo de las leyes sobre posesión de armas, tras saberse que el autor de los disparos, el taxista Derrick Bird, tenía dos armas de fuego, para las que poseía licencia.

La ministra de Interior, Theresa May, informó de que más de 100 policías trabajan en el esclarecimiento de los hechos, y no descartó un debate sobre la normativa sobre armas.