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Osasuna suma una década en la que su afición ha tenido que sufrir y soñar

Sólo comparable a Sanfermines. Así fue la explosión de júbilo que se desató tras el gol que hoy hace exactamente una década consiguió Trzeciak para posibilitar la vuelta de Osasuna a Primera División. Desde entonces, la escuadra rojilla ha vivido momentos de diferente signo.

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Natxo MATXIN

Tras seis temporadas dando tumbos en Segunda A y un angustioso empate en El Molinón en la jornada anterior, Osasuna debía ganar en El Sadar ante un no menos necesitado Recreativo, que acabó descendiendo a Segunda B, para poder regresar a la máxima categoría futbolística. Responsabilizados por lo que había en juego y espoleados por una grada que llevaba rugiendo una hora antes del comienzo del partido, los rojillos saltaron al campo dispuestos a encauzar el encuentro lo antes posible, pero la primera acometida visitante se tradujo en gol. José anotó el 0-1 y llevó la intranquilidad a la parroquia local.

Y no sólo a la afición, también al equipo, que se quedó tocado por la diana onubense, sin capacidad de respuesta ante una adversidad que cabía prever, pero que, por lo visto, era impensable. No para la capacidad técnica de Miguel Ángel Lotina, quien no iba a desaprovechar la oportunidad de estrenarse en Primera. El de Meñaka realizó un par de cambios al inicio de la segunda parte -Trzeciak, a la postre vital, y Markovic por Iban y Álex, respectivamente- y la reacción no se hizo esperar.

Primero la frialdad de un jovencito que ya apuntaba maneras, Pablo Orbaiz, al arrogarse la responsabilidad de transformar el penalti que supuso el empate y después la buena colocación del polaco para apenas tener que empujar el balón a la redes en un gol que iba a pasar a los anales históricos del club navarro. Además de los cinco futbolistas mencionados, Emilio, Yanguas, Krutxaga, Mateo, Alfonso, Alfredo, Ángel Luis, Palacios e Iván Rosado participaron en aquella hazaña.

Precisamente, este último, varias veces pichichi rojillo, puso en entredicho recientemente la limpieza de dicho triunfo, al asegurar que se trató de un choque «indigno» en un coloquio celebrado en su provincia de origen, Huelva. El habilidoso delantero luego tuvo que rectificar, siendo él mismo el que peor parado salió de dichas declaraciones al no aportar pruebas que demostraran sus afirmaciones.

Como quiera que fuere, cuando el colegiado riojano Amilburu Santamaría pitó el final del partido, la euforia se desató sin cortapisas tanto en el estadio rojillo como en el resto de Iruñea. Osasuna había conseguido el ansiado objetivo y ello bien merecía una juerga, la cual se prolongó en muchos casos hasta altas horas de la madrugada, sensaciones que se repetirían más adelante cuando el equipo llegó a la final de la Copa o se clasificó para jugar la previa de la Champions.

Méritos y apuros

Porque durante toda esta década el equipo osasunista ha pasado por todo tipo de altibajos, desde sus puntos más álgidos -los dos recordados- hasta tener que pelear en el último momento por conservar la categorías, situaciones bastante más comunes que las anteriores. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en las dos campañas con Lotina en Primera, donde el vizcaino sacó petróleo de una plantilla muy justita de calidad como para mantenerse en la élite, o también las dos primeras de Javier Aguirre al frente del conjunto navarro, quien estuvo un buen número de jornadas en puestos de descenso, por no olvidarse de las angustias sufridas en la última jornada con Ziganda y Camacho, más recientemente.

En el polo opuesto, la disputa de la primera final copera, donde Osasuna fue el digno rival de un Betis que había acabado cuarto en la competición liguera, la clasificación para la previa de la Champions al acabar en la misma posición del conjunto andaluz justo un año después, y que fue el culmen de los cuatro años de Aguirre al frente de la escuadra navarra, o la magnífica trayectoria de la plantilla rojilla, esta vez al mando del Cuco Ziganda, en el torneo de la UEFA, llegando hasta la disputa de las semifinales y mostrando un juego sólido y efectivo por todo el viejo continente.

Cuatro campañas más para igualar la mayor estancia en primera

A la actual plantilla le restan todavía cuatro campañas más para poder igualar el mayor periodo que ha estado Osasuna en Primera División. Fue en la década de los 80 y la mitad de los 90. Concretamente, los rojillos estuvieron en la máxima categoría del fútbol español entre las temporadas 1980-81 y 1993-94.

No han sido las dos únicas ocasiones en las que la escuadra navarra ha estado entre los elegidos. Osasuna ascendió por primera vez a Primera en la campaña 1935-36, pero sólo duró un año. Tuvieron que pasar casi veinte para repetir experiencia; en la 1953-54 volvieron a subir, pero ocurrió lo mismo.

No volvió a Primera hasta la 1956-57, y el equipo se mantuvo durante cuatro temporadas consecutivas, hasta la 1959-60. Completan la estancia en la élite las dos temporadas seguidas que permaneció arriba: la 1961-62 y la 1962-63. En total, y hasta el momento, Osasuna ha estado 32 temporadas en Primera. N.M.

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