CRíTICA cine
«The good heart»
Mikel INSAUSTI
The Good Heart” cumple a la perfección su objetivo como película de personajes con un duelo estelar entre un actor experimentado y otro más joven pero no menos talentoso. De hecho, si se sostiene es gracias al muy remarcable trabajo interpretativo de Brian Cox y Paul Dano. Pero falta algo, porque el guionista y realizador de origen islandés Dagur Kári no está a la altura de sus valedores en la pantalla. No termino de entender las razones por las que ha rodado en Nueva York, más allá de que sus dos intérpretes principales se expresen en inglés. Esta es una historia a la que le hubiera ido mejor un ambiente de bar nórdico, y es que los clientes del local en el que transcurre el grueso del metraje parecen salidos del cine de Aki Kaurismäki. Tampoco me explico la idea consistente en hacer ver al espectador que las increíbles casualidades que se dan entre el viejo barman y el chico de la calle son más probables en una gran metrópoli, cuando cabría pensar que ese tipo de coincidencias pueden ocurrir con mayor facilidad en una ciudad pequeña como Reykjavik.
La idea del trasplante como metáfora de la comunión entre dos personas de distinta edad y forma de ser convierte a “The Good Heart” en una fábula, un cuento urbano cuyo trasfondo realista queda un tanto reblandecido por culpa de la moraleja que encierra. A Dagur Kári se le puede agradecer que no haya caído en el tan trillado esquema del profesor y su discípulo, invirtiendo en cierto modo los términos, aunque lo hace a costa de reorientar finalmente el relato hacia el esquema no menos explotado de sustituir una vida por otra. Sinceramente, pienso que no era necesario forzar tanto la representación del intercambio de personalidades, habida cuenta de que había quedado claro que ambos podían llegar a complementarse mutuamente. El acercamiento es convincente en cuanto se trata de seres que se necesitan el uno al otro, y entre los que la simbiosis es factible dentro de la convivencia rejuvenecedora para el elemento receptor.
