Gloria Latasa gloriameteo@hotmail.com
Miedo
El miedo es, al parecer, una emoción esencial. Actúa como freno y en muchas ocasiones como motor de nuestros actos. Nos sentimos amenazados, nuestras alarmas se disparan y solemos perder el control. Una respuesta que suele estar condicionada, dicen, a algo que nos ocurrió en el pasado... ¿Tendrán el mismo origen los miedos meteorológicos?
Hay quienes han pasado auténtico pavor en una tormenta en un campo de fútbol, en el balcón de su casa, pescando en medio de la noche o en plena carretera cuando la lluvia y el granizo desbordaban al limpiaparabrisas del coche. Y quienes temblaban en el monte entre granizos y rayos, con los pelos erizados en una cumbre, con la llegada de fuertes vientos o con tener que seguir ascendiendo después de perder la votación para optar por la renuncia a la cima.
Pero también hay quienes descubrieron su vocación por la meteorología tras la caída de un rayo en el pararrayos de su colegio y quienes tienen entre las actividades que más les gustan la caza y captura de fenómenos meteorológicos adversos. Entre éstos se encuentran los cazatormentas. Anticiparse al fenómeno, perseguirlo evitando que les atrape, capturarlo con sus fotografías... les genera una adrenalina que lo convierte en algo único.
En Estados Unidos a este tipo de aficionados los clasifican en dos grupos. Uno, el de los Storm Chasers, que quieren sólo la emoción de la aventura. El otro, los Storm Spotters, que buscan aprender y divulgar sus conocimientos. Un vehículo, una cámara, mapas, algunos instrumentos de medición, ropa adecuada, un móvil, un cuaderno y un bolígrafo es todo lo que necesitan para perseguir fenómenos a los que otros les tienen miedo.