Ya pocas personas se acordarán de «The Other Man» y, menos aún, cuando dos años después de su presentación en la jornada inaugural del Festival Internacional de Cine de Donostia se estrena con el título cambiado. El título en castellano, como suele ser habitual, es mucho más explicativo que el elegido para la versión original que, en este caso, pretendía mantener un halo de misterio en torno a ese otro hombre, roto por la aclaración de que es quien le engaña con su mujer.

Luego se quejan de que algunos críticos desvelamos los argumentos, quitándoles espectadores potenciales a las películas. Por eso no me supone ningún cargo de conciencia el hacer referencia al giro argumental en que se sustenta la relativa originalidad del guión, adaptado de una novela escrita por Bernhard Schlink, el mismo autor en que se basó el director Stephen Daldry para configurar su oscarizada película titulada «El lector».

«Crónica de un engaño» trata de distinguirse de otros dramas románticos sobre infidelidades conyugales al uso, al jugar con la muerte de la esposa, un hecho ignorado por el amante, lo que le permite al marido engañado jugar con él al gato y al ratón.

Ahora bien, ese dato que se supone revelador no lo es tanto por culpa de una resolución en exceso convencional y conformista. Al final, el viudo no materializa su sed de venganza con respecto al ex amante de su mujer, sino que acaba comprendiendo la necesidad que la difunta tenía en vida de experimentar un romance imaginativo y fantasioso mediante el cual compensar la rutina de su matrimonio.

El personaje de Liam Neeson lo acepta al conocer personalmente a su rival, incorporado por Antonio Banderas dentro de su arquetipo de amante latino. Se trata de un hombre que comparte con las mujeres una ilusión pues, lejos de ser un play-boy, no es más que el portero de una finca milanesa. La partida de ajedrez que enfrenta a ambos acaba en tablas y superando viejos rencores de forma civilizada.