Estreno del documental «Sagarraren denbora»
Dos vidas marcadas por décadas de deportación
Tras rodar «Itsasoaren alaba», Txaber Larreategi y Josu Martínez han vuelto con «Sagarren denbora», un documental que narra la vida de Kristiane Etxaluz y Alfonso Etxegarai, deportado en 1986 a la isla africana de Sao Tomé y Príncipe. Desde entonces viven un amor marcado por los 7.000 kilómetros de distancia que separan los dos países. Una distancia que esperan algún día desaparezca.
Oihane LARRETXEA | DONOSTIA
«Cuando deportaron a Alfonso enseguida vi que mi vida iba a a cambiar, que nada sería como hasta entonces. Debía decidir si me quedaba aquí y me olvidaba de él, o si me iba con él y cortaba con Euskal Herria físicamente. No era fácil. Entonces decidimos que viviríamos juntos, pero que yo volvería dos veces al año. Así llevamos los últimos veinticinco años».
Kristiane Etxaluz. «Sagarren denbora»
Los cineastas Josu Martínez y Txaber Larreategi encontraron en esta historia lo que andaban buscando para acometer su segundo documental, para el que de nuevo han contado con la colaboración de GITE-IPES. «Después del éxito de `Itsasoaren alaba' vimos que a la gente le interesaban estos temas y surgió la idea de seguir en esa línea; de contar las historias de esas personas invisibles, aunque esta vez centrándonos en el destierro», explica Martínez. «Sagarren denbora», el documental de 70 minutos que se estrena esta tarde en Baiona, narra lo que sucedió en Ipar Euskal Herria entre 1983 y 198, cuando el Estado francés deportó, en connivencia con el Gobierno español, a más de 60 militantes vascos a lugares como Cabo Verde, Venezuela o Cuba. Alfonso Etxegarai fue detenido en 1986 en Baiona y lo deportaron a Quito primero y a Sao Tomé después.
«Cuando me metieron en el coche, me asomé por la ventanilla a ver si veía a alguien. Pero no vi a nadie, sólo sonaban las sirenas. Fue desolador. Entonces sentí que el mundo se me cayó encima, que me cortaban las raíces. Ya me sentía lejos o camino de algún sitio lejano. Al mismo tiempo, sentía la necesidad de pensar en el regreso».
Alfonso Etxegarai
A pesar de la crudeza de la situación, el documental refleja una historia de amor, un amor sólido, transparente que ha sido capaz de superar el obstáculo de los más de 7.000 kilómetros que separan la isla africana de Sao Tomé, donde se encuentra Alfonso, y el pueblo de Domintxine, en Zuberoa, donde nació y aún hoy reside Kristiane.
En opinión de la protagonista, ha sido «inevitable» contar la historia de amor para contar lo que sucedió: «La primera característica de la deportación es estar separados y normalmente, a no ser que sea muy novelístico, en la distancia el amor no se mantiene. Pero nosotros hemos resistido y todo esto ha servido para fortalecer nuestro amor», confiesa orgullosa. Los directores afirman que la historia de amor no es ajena a la historia central, ya que «todas las historias de lucha son historias de amor, y creemos que tiene que ser así. Tuvimos muy presente que son una pareja, pero durante el documental fuimos descubriendo elementos y determinando que ciertas cosas debían de tener mayor peso, aunque no queríamos contar cómo se quieren, porque otras parejas también lo hacen. Aunque éste es sin duda un amor en condiciones extremas», detalla Martínez. «Nosotros simplemente somos un filtro para contar una realidad», puntualiza Etxaluz.
Para el rodaje, el equipo formado por Larreategi, Martínez e Hibai Castro encargado de la fotografía, se desplazó durante tres semanas a la isla africana. Allí convivieron para, en primer lugar, entablar una relación lo más estrecha posible: «Antes de grabar, les hicimos una entrevista en profundidad para `sacarles' todo. La clave y lo bonito del documental ha sido la complicidad que se creó entre los personajes y nosotros -detalla Larreategi-, hasta que, al final, se olvidaron de las cámaras y nos abrieron su corazón». Rodar las secuencias, sin embargo, no fue nada fácil, porque en ellas hablan de «recuerdos dolorosos», dice Kristiane. «El paso más duro fue el primero, sobre todo para Alfonso, porque a mí no me cuesta desvestir el alma. Él, una vez cruzó esa barrera, cogió el documental como una contribución: ha sido importante hacer esto para que la gente sepa que hubo deportaciones y que las personas que lo vivimos somos de carne y hueso».
«La deportación es como un segundo mundo para mí, en lo que se refiere a mi vida cotidiana. Y es un segundo mundo, porque para mí el primero sigue siendo Euskal Herria, mi familia, la pasión por mi tierra y mis ganas de volver a ella. Este es como un mundo de paso, como si un día me fuera a marchar de aquí».
Alfonso Etxegarai
El lazo que le une a Euskal Herria son las visitas de Kristiane. «Uno de mis objetivos -cuenta ella-, es recopilar todos lo que ha sucedido, reunir los keinus de lo que pasa aquí para contárselo a él. En Sao Tomé lee el periódico, pero nada reemplaza a las anécdotas contadas a viva voz. Ahora con todo lo que rodea a `Sagarren denbora' haré un diario personal para él para contarle todo el cariño y el apoyo que estamos recibiendo. Mi objetivo es siempre tenerlo conmigo».
A caballo entre Domintxine y Sao Tomé, Kristiane Etxaluz divide el año entre los dos paises, pero siempre lo hace en épocas diferentes: «Si a Euskal Herria volviera siempre en verano me perdería muchas cosas», afirma sonriente. Estas visitas son para Alfonso un soplo de aire fresco.
«Lo que más me evade es la propia presencia de Kristiane. Ella es el primer mundo, ella me trae los olores, los sabores y hasta los colores de Euskal Herria, así me siento en el camino de regreso. En cuanto a la idea de volver, me hace darme cuenta de que tengo miedo. Miedo de volver a un espacio donde no tengo los mismos amigos, no tengo un lugar».
Alfonso Etxegarai
El futuro es algo en lo que inevitablemente piensan continuamente, aunque es un tiempo que queda en el aire: «Una deportación es algo sin fecha -explica Etxaluz-. Yo he hecho varias peticiones al Tribunal Administrativo como esposa legal que soy, pero siempre me lo han denegado. Para el Estado francés Alfonso es un expulsado y, aunque el Estado español no se pronuncia, le hace regalos al país receptor para que les conserven tal y como están allí. Luego, cada uno hace la vida que puede».
Ante la pregunta de si el futuro tiene respuestas, Kristiane asegura que no, aunque no por ello dejan de soñar con el día en que puedan llevar una vida normal, los dos juntos. El futuro tiene desde luego el olor, el color y el sabor de una manzana, de los manzanos de Domintxine. «El poco dinero que ganó con los derechos de autor de su libro, Alfonso lo invirtió en una plantación de manzanos que, mientras tanto, cuido yo», recuerda Kristiane Etxaluz. Ella, por su parte, confiesa no ser árbol de Sao Tomé «y me siento como una flor arrancada».
«Nuestro sueño era bien sencillo: ser baserritarras en torno a nuestros manzanos, dulcemente. Hablando de esto me doy cuenta de que el sueño es muy fuerte y sé que me tengo que resistir a la fuerza del sueño, porque los sueños también traen frustraciones. Durante mucho tiempo, he creído que con mi lucha traería a Alfonso a casa y no lo he conseguido. Eso te supone unas pérdidas».
Kristiane Etxaluz
«Estos 23 años han hecho mucha mella en mí y se hace urgente que regrese a casa. Lo que tenemos que hacer es sembrar esperanza. Dena da posible».
Alfonso Etxegarai
La sala Atalante de Baiona ha sido el lugar elegido para la primera proyección, que será hoy a las 19.30. A la cita acudirán los directores Txaber Larreategi y Josu Martínez, así como Hibai Castro y Kristiane Etxaluz, entre otros. El día 17 será en Ainhize, concretamente en la sede de Euskal Herriko Laborantxa Ganbara; el día 19 en los cines Capitol de Bilbo y el 24 de junio en Iruñea, en la Casa de la Solidaridad de Zabaldi. En julio, el sábado día 3 «Sagarren denbora» se proyectará dentro del festival Euskal Herria Zuzenean que se celebrará en Heleta.
Alfonso Etxegarai reconoce que, frente al papel es capaz de destapar su corazón. Con motivo del documental ha escrito «Carta abierta a la verdad» para hablar de las injusticias que esconde esta palabra. «Si fueras igual para todas las almas mortales, no habría diferencias entre los muertos de todas las guerras: tendríamos sepultura rodeados de los rezos y los cantos del pueblo (...). Si fueras la que todos necesitamos, te miraría con los mismos ojos donde quise retratar mi alma de pueblo libre y soberano. Pero estás cautiva (...) como yo, por eso mi alma vasca no puede más que retratar una historia sin héroes, una historia de caminos... Una historia en busca de la verdad para todos, esa verdad que no siempre puede ser. Porque caminando se te encuentra, por eso, apareció `Itsasoaren alaba' y Haize y todos nosotros encontramos el alma de su aita en la espuma de las olas del Cantábrico, después de muerto por mercenarios. Porque caminando se te encuentra, por eso, también apareció `Sagarren denbora' y encontramos un romance que enhila tiempos y distancias, transforma fronteras en «mugas» y florece en cada primavera. Y por eso, porque caminando se te encuentra... ¡Seguiremos!».
Alfonso, durante el rodaje.
SAGARREN DENBORA