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Puerto RIco, un pueblo que lucha por soltarse de las garras del imperio

Desde el año 1952, Puerto Rico figura como un Estado Libre Asociado a EEUU. Quienes abogan por la independencia de este pueblo, denuncian que fue una maniobra para mantener al pueblo portorriqueño bajo el dominio de Washington. El independentista Salvador Tió visitó Euskal Herria para dar cuenta de los entresijos de su país.
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Ruben PASCUAL

Salvador Tió recaló en Euskal Herria para participar en las jornadas de formación sobre el proceso bolivariano organizadas por Udako Euskal Unibertsitatea y Askapena. Actualmente, Tió es el responsable del Movimiento Continental Bolivariano (MBC) en Puerto Rico, y un defensor a ultranza de la independencia de su país.

En un encuentro mantenido con GARA para explicar la situación actual del proceso independentista, se resiste a aventurar qué será lo que pasará, pero se muestra positivo.

Los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR) -cuenta- llevan más de 40 días en huelga, pese a que la protesta inició como un paro de dos días, con el objetivo de detener «la aplanadora neoliberal y fascistoide» que opera en el país y busca «aumentar el déficit de la universidad para así poder privatizarla, ya que históricamente [la UPR] ha estado ligada a la insurrección y al pensamiento crítico».

«Hay cosas que están pasando», destaca, y aclara que «hay gente que se está movilizando por solidaridad [...] y, como la opinión pública es tan abrumadoramente positiva hacia los estudiantes, cosa que nunca había pasado en Puerto Rico, el Gobierno ha cometido la estupidez de caerle a palos a los padres, lo que se convierte en otro apoyo».

En este sentido, el activista bolivariano destaca que la protesta va más allá del ámbito meramente educativo: «aunque los estudiantes no estén haciendo un planteamiento principalmente de statu quo o de la lengua, lo que plantean es una lucha de clase, que está íntimamente ligado a la posibilidad de que se haya revitalizado la posibilidad de una huelga», que califica de «funda- mental» para movilizar a la ciudadanía al objeto de encender la reivindicación de un modelo social alternativo.

No obstante, y aunque reconoce que «estamos en un momento histórico, crítico, en el que hay que hacer una toma de conciencia», es perfectamente consciente de que Estados Unidos no tiene ningún interés en concederle la independencia a Puerto Rico».

En ese sentido, apunta que el Congreso estadounidense está apoyando la celebración de un plebiscito con tres opciones sobre la mesa: la estadidad (pasar a formar parte de EEUU: «ellos entienden que no es colonial, pero es el apoteosis del colonialismo porque es someterte a integrarte en quien te invadió», afirma), mantener el statu quo actual, o la independencia. «Ha habido muchos (plebiscitos), pero nunca ha ganado la estadidad», dice, y matiza que siempre vence al alternativa del Estado Libre Asociado (ELA) aunque «hay una parte significativa del movimiento independentista que no acude a votar porque cuestiona su legitimidad».

«Pero el Senado no va a aprobar lo que aprobó la Cámara de Representantes; de todas formas harán un referéndum, criollo», vaticina Tió, al tiempo que constata «una contradicción porque los republicanos son aliados de la derecha, pero votarían en contra de la estadidad porque son más racistas».

«No queremos una nueva consulta»

«Yo -sostiene- lo que propongo es que nosotros convirtamos ese referéndum revocatorio, que cambiemos la papeleta». «Estamos en que se vaya el Gobierno y se convoque una Constituyente sí o no. No queremos una nueva consulta», resalta.

Este jurista portorriqueño también sabe con quién se están jugando los cuartos: «no es una lucha fácil, porque no somos una colonia en cualquier lugar».

Echando la vista atrás, recuerda el momento en que, en 1898, llegaron las fuerzas estadounidenses con la promesa del llamado sueño americano de trabajo, prosperidad y libertad. Pero tal y como vino, se fue, dejando paso al «desencanto portorriqueño: la explotación salvaje, la peor desde el inicio de la conquista española, el analfabetismo, un machismo acelerado, la imposición de la lengua inglesa...».

En ese contexto se fueron dando diversos tipos de lucha, entre los que se incluyen varios conatos de lucha armada y atentados.

En torno a la mitad del siglo pasado «se da una especie de paz, porque los norteamericanos se dan cuenta de que para poder retener lo que para ellos es un bastión militar [les interesa Puerto Rico por su estratégica situación geográfica] necesitan modificar su estrategia». Por una parte, empiezan a introducir numerosas empresas. Por otra, «para sacarnos de la lista de territorios que no había logrado descolonizar, mientras insistían en el desmantelamiento de los imperios británico y francés, de una manera que pudieran seguir manteniendo su control, se inventan la forma que todavía rige del Estado Libre Asociado, que venden a la ONU como un pacto de asociación, pero que es un embuste», subraya, aclarando que «bajo la claúsula territorial de la Constitución de EEUU, el Congreso sigue teniendo un poder total sobre lo que pasa o no en nuestro país».

«Pero la gente no lo ve así, -se lamenta-, porque la gente se la pasa viendo Hanna Montana. Eso es lo que tenemos que desmitificar y para eso tenemos que decir las cosas tal y como son». Por ello, considera que «hay que crear un Ejército, no meramente en el sentido armado, sino como una manera de organización y de militancia en defensa de lo fundamental, que tiene necesariamente que considerar la alternativa armada como una posibilidad». Porque, a su juicio, «si a uno lo van a matar uno tiene que poder defenderse, que es lo que les pasó a las FARC. Y hay muchas formas de matar. Tú puedes estar vivo pero muerto, porque ya perdiste lo que eras. Ya perdiste tu dignidad. Y la vida sin dignidad no merece la pena vivirla. Por lo tanto, Jo ta ke!»

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