A escasos días para el inicio de los sanfermines, la muy ilustre ciudad de Pamplona se encuentra totalmente preparada para el evento. Obras por doquier y muy bien pensadas por nuestras doctas autoridades. Calles cortadas con el fin de romper la monotonía que impone la rutina de saber el itinerario que, de la manera más rápida, nos lleva al destino deseado, alejándonos del disfrute que supone ir descubriendo nuevos caminos en esta nuestra vieja Iruña. Así, a lo machadiano, caminante no hay camino, se hace camino al andar. La tediosa conducción automovilística por reconocidas calles de siempre y en la dirección habitual, de repente, tras cualquiera de las dosmiltrescientascuarentayocho rotondas de las que disfrutamos, se ve quebrada por una valla que, emergiendo de la nada, avisa de nueva zanja que impide el paso. Es una manera que tienen las autoridades para activar nuestras empobrecidas neuronas acostumbradas a respuestas automáticas.

A día de hoy no existe habitante alguno de Iruña capaz de explicar al visitante el trayecto más rápido para llegar en coche al destino solicitado. Debe uno sopesar los pros y los contras de un trayecto u otro y, tras recapacitar la respuesta, arriesgarse a aventurar una dirección al demandante. Siempre con la duda de que la explicación ofrecida véase truncada por nuevas zanjas o cambios de dirección y el temor, dado que Iruña es muy pequeña, de reencontrar al turista que vuelve a cagarse en los progenitores de uno y demás parentela.

- Por favor señor, ¿para ir al hotel Mancisidor?

Adoptas una seriedad casi religiosa, frunces el ceño y quedas pensativo imaginando por cuáles de las calles será posible el tránsito en coche. El foráneo extrañado pregunta que si conoces el hotel, que si eres de aquí.

- Sí, sí, de toda la vida. Por eso, por ser de aquí, gracias a mis queridas autoridades municipales, no tengo ni pajolera idea y la ciudad está dejando de ser mía.

Los accesos a la ciudad han sido minuciosamente preparados para la fiesta. Una vez derribados los molestos árboles que impedían el disfrute para nuestros ojos de la visión de la muralla, destacan, por su vistosidad, las enormes trincheras cavadas a la entrada por donde acostumbran a venir los vascongados. Convirtiendo la conducción en un scalextric.

Y no únicamente preparan el paisaje, no. El paisanaje también está siendo igualmente preparado por el consistorio. A las peñas sanfermineras, nuestra simpar alcaldesa amenaza con quitarles las ya, de por sí, recortadas subvenciones si se «meten en política». Lo decía Franco, «hagan como yo, no se metan en política».

Una enmienda aprobada por UPN, PSN y PP incluye un nuevo párrafo en la convocatoria de subvención: «se excluirán las actividades que constituyan actos de propaganda de políticas concretas o exaltación, aunque sea tácita, de acciones u organizaciones terroristas». Lo dicen los que de forma expresa, tácita, en verso o en prosa el nombre de Conde Rodezno hace que las glándulas de Cowper de ellos y las de Bartolino de ellas, secreten como locas. La cabra siempre tira al monte. Y los cabrones también.