La Ertzaintza retira un monolito por una víctima de los GAL en Azkoitia
La batalla del Gobierno del PSE contra los símbolos de recuerdo a represaliados vascos ha derivado ya en la censura a víctimas de los GAL como Ramón Oñederra «Kattu». La Ertzaintza arrancó ayer un monolito que le recordaba junto a otros dos militantes azkoitiarras fallecidos: Jabier Larrañaga «Peru» y José Luis Salegi «Txipi». Interior creía además que el «Peru» allí citado era Bixente Perurena, también víctima de los GAL.
R.S. |
Tras un año de ofensiva contra los símbolos de los presos políticos vascos, el Gobierno de Patxi López abre el abanico y empieza a perseguir también las referencias de recuerdo a militantes de ETA fallecidos, aunque se trate de víctimas de la guerra sucia como Ramón Oñederra Kattu. Ertzainas arrancaron y se llevaron ayer el monolito que le recordaba junto a la iglesia de Azkoitia.
En la nota en que da cuenta de esta actuación, el Departamento de Interior que dirige Rodolfo Ares afirma además que la instalación homenajeaba también a Peru, a quien identifica como Bixente Perurena, fallecido también en otro atentado de los GAL. Sin embargo, en realidad ese Peru era otro azkoitiarra: Xabier Larrañaga Juaristi. Murió en 1979 cuando huía de la Policía francesa y se escondió en una escuela; el conserje pensó que era un ladrón y disparó un tiro que rebotó en el techo y le alcanzó. Murió un día después en el hospital de Baiona.
El monolito también aludía a José Luis Salegi Txipi, refugiado hallado muerto en México en extrañas circunstancias en el año 1997. Por lo que respecta a Oñederra, fue abatido en el bar Kayetenia de Baiona en una de las primeras acciones de los GAL, el 19 de diciembre de 1983. Tenía solo 23 años.
La «paradoja» del PSOE
El monolito fue retirado por el Departamento del Interior argumentando que «el contenido de la inscripción infringía las disposiciones legales y resulta lesivo para la memoria de las víctimas del terrorismo». El grupo ultra Dignidad y Justicia había emplazado tanto el obispo José Ignacio Munilla como al Ayuntamiento para que lo quitaran, pero finalmente lo hizo la Ertzaintza tras comprobar, según dice, que el terreno no era municipal ni de la Iglesia.
La izquierda abertzale subraya irónicamente en una nota la «paradoja» que supone que el recuerdo haya sido suprimido «por el mismo PSOE que creó los GAL».