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CRÓNICA En Urantzia a todo gas

Tras tres años y 55 millones de euros, ¡queda inaugurado este circuito!

Urantzia (Los Arcos) era conocida por ser encrucijada de caminos, entre ellos el de Santiago. Desde ayer, lo será también por el nuevo circuito de carreras, el enésimo proyecto de la era Sanz, cuestionado por casi todos, pero una realidad a base de millones de euros y pisar el acelerador.

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Joseba VIVANCO

«I have a dream». Recuerdo cuando el alcaldísimo de Gasteiz, José Angel Cuerda, soñó en voz alta con un segundo Eurodisney en los amplios terrenos de Salburua. El presidente navarro, Miguel Sanz, ni siquiera tuvo un sueño. Lo soñaron por él. Pero pronto aceleró y tomó los mandos del proyecto de un circuito de carreras para Nafarroa. Primero calculó que con seis millones de euros de combustible sería suficiente; al final, ha necesitado tirar de talonario y gastarse unos 55 para poder llegar a la meta. Llegar y cortar la cinta roja, como hizo ayer, ante miles de aficionados y curiosos, y bajo el rugir de... los silbidos, que no de los motores.

Han hecho falta tres años para escuchar el rugido de los motores atravesando a 200 km/h por donde antes -y, por fortuna, sigue siendo así- transcurría el reposado Camino de Santiago. Tres años en los que la oposición política al Gobierno de UPN no ha dudado en calificar de «oscurantista» este gran proyecto. Frente a todos ellos, el propio Sanz lo dejó más que claro el día que, con casco y todo, estrenó la veloz pista en un Volkswagen Polo: «Si alguno quiere seguir viviendo en las cavernas con sus tradiciones ancestrales, que lo haga».

¿A quién beneficia un circuito de alta velocidad en Urantzia? La izquierda abertzale hacía hincapié este semana en ese «oscurantismo» que «puede dar sospechas de posible corrupción; todos los grupos, excepto UPN, han criticado una y otra vez la falta de información; ni se ha presentado plan de viabilidad ni de gestión». Y en los debates del Parlamento navarro, todas las formaciones han expresado recelos o abierta disconformidad, como en el caso de Nafarroa Bai e IUN.

Un «scalextric» a lo grande

Pero pese a las críticas, ayer era el gran día. Por fin, como había repetido el propio Sanz y ayer insistió de nuevo el director del nuevo complejo de alta velocidad, el expiloto Michel Ligonnet, quedó estrenado el nuevo «circuito del norte de España». La apertura del recinto era a las nueve de la mañana y hacia allá se dirigió por la A-68 un servidor, que lo único que soporta de las retransmisiones dominicales de la Fórmula 1 es la salida desde la pole position. ¿El resto de la carrera? Como dar vueltas a la piedra de Urkiola.

«¿Para llegar a Los Arcos, al nuevo circuito?», interrogó al trabajador de la garita del peaje de Logroño. «No sé, siga dirección a Pamplona», acierta a indicar. Y ya se sabe, todos los caminos llevan a Iruñea. Así que vuelvo a echar mano de las indicaciones de Google Maps. Por suerte, en un abrir y cerrar de ojos me adelantan dos bugas a toda piña: blanco y en botella, van al circuito. Les sigo hasta que realizan otro adelantamiento casi suicida y los pierdo. La inauguración se promocionaba estos días en las avenidas de Iruñea con carteles así: «Aquí a 50, pero en Los Arcos a 300».

En los arcenes, grandes anuncios sobre un campeonato automovilístico en Aragón. Recuerdo entonces que una de las pruebas del Campeonato Vasco de Karting se celebrará en Urantzia, y ya no sé si me he pasado de frenada y he acabado vete a saber dónde. Por fin, en la autovía hacia Iruñea, el desvío señala ya el circuito.

Cielo nublado y un cierzo que pela. Son las nueve en punto y decenas de vehículos se agolpan ya en el aparcamiento exterior, dando inicio a una peregrinación de coches y gente que no parará en toda la mañana. El Gobierno navarro esperaba reunir a unas 15.000 personas y, según la organización, hubo 22.000. En cualquier caso, miles de aficionados a la velocidad, sobre todo mucho joven y mucho motero, y también muchos curiosos y vecinos de la comarca no quisieron perderse este hito.

Lo cierto es que al sobrepasar la pequeña colina que hace de entrada al circuito, sorprende la vista, como salido de la nada, de este scalextric a lo grande, con su recta, su grada, sus curvas, sus boxes... entre hectáreas y hectáreas de cultivo de cereal. Ni muy corto, ni muy largo, dicen los que saben; en total, casi cuatro kilómetros, con una recta principal de unos 800 metros. Cuenta con 15 curvas y no es completamente plano, incluyendo algún tobogán que hace más atractiva la carrera.

Mientras los visitantes se van desperdigando por las instalaciones, los primeros en pisar el asfalto son unos cuantos patinadores y ciclistas. Mientras, el pitlane -la pista asfaltada que conecta el circuito con los boxes- queda abierta para seguir las evoluciones de los mecánicos y maravillarse con los turismos de carreras.

Al otro lado de la pista, tras la tribuna principal, un circuito de karts sirve para que un par de coches realicen los primeros derrapes para regocijo de los presentes. En el pitlane aparecen media docenas de esbeltas modelos repartiendo folletos del circuito y, pese al viento que corre, luciendo palmito en camiseta de tirantes. Huelga decir que en adelante fueron blanco no sólo de los muchos que quieron fotografiarse con ellas, sino de algunos irreproducibles «piropos».

Hay que esperar hasta las once de la mañana para que comience a desfilar por la pista una «serpiente» de coches clásicos, un buen número de Seat 600 y Minis y unos cuantos Seta 127, Renault 12 y demás; las mayores ovaciones, para un 2CV de color amarillo. Luego es el turno de las motos de gran cilindrada, junto a algunas míticas Ossa, Bultaco o Ducatti. Se habían anunciado 575 motos, que no sabemos si las habría, pero como decía aquel viejo profesor, a lo mejor 574 sí.

Basta con quemar neumático antes de salir para que el público se vuelque y jalee, al son de ``We Will Rock You'', de Queen. Ánimos que se convierten en silbidos al ver que las dos vueltas al circuito son detrás de tres «forales» en sus motos. «Pero sí van a 50 por hora», se queja una joven. «No les dejan correr nada», asiente su compañero. Menos mal que un motero que ha dado ventaja a las demás se suelta un «caballito» y levanta a la gente de sus asientos.

Es mediodía y llega el turno del espectáculo aéreo. Los claros empiezan a ganar terreno en el cielo de Lizarraldea -«aquí en invierno ni te cuento, pero en verano se va a cagar la perra», comenta un señor- y despegan de la misma pista dos aparatos de la Patrulla Culebra. ¡Eso sí que es adrenalina! Cabriolas de todo tipo y vuelos rasantes por encima del público que encienden los ánimos y aplausos. Y sin tiempo para apagar los motores, saltan al circuito cerca de ochenta Porsches. «Jodé, ¿han venido unos cuantos, ¿eh?», dice un joven. «Ya, ¡viva la crisis!», le responde irónico su amigo.

El corte de la cinta inaugural se acerca y varios operarios comienzan a instalar el escenario junto encima de la pole. Entretanto, el maestro de ceremonias invita a hacer la ola a la grada. En eso salta a la pista el último «producto navarro», la moto GP de Inmotec, seguida de los vehículos Gran Turismo de carreras, que van colocándose sobre la parrilla de salida, haciendo rugir sus motores.

Silbidos para Sanz

Pero pronto la atención del público, en la grada y al otro lado en la terraza situada sobre los boxes, se dirige hacia las decenas y decenas de invitados que siguen a la comitiva que preside Miguel Sanz, en dirección a la línea de salida. Suenan los primeros silbidos, alguno dirigido en especial a los tres uniformados de la Guardia Civil que acompañan al grupo.

El cierzo azota de lo lindo y las enseñas navarra, española y europea tienen que ser sujetadas a conciencia. Toman la palabra el director del circuito, los presidentes españoles de automovilismo y motociclismo y el alcalde de Urantzia. Luego, la presidenta del Parlamento navarro, Elena Torres, a la que, entre el viento y los silbidos, ni se le oye. Pero el concierto de viento arrecia y de verdad -se escucha hasta algún grito de «¡fuera!»- cuando interviene Sanz.

A pesar de los también abucheos, el dirigente de UPN acierta a gritar que este proyecto está «al servicio de los amantes de la velocidad y de Navarra», que será bueno para la economía local y también la española, y que «a partir de mañana, mucha diversión», pero también «gestión y control». Prisas para recoger el escenario, retirada por boxes de autoridades e invitados, y ¡paso a la velocidad! La MotoGP de Inmotec y los Gran Turismos comienzan a rodar a velocidad y dejando a su paso un sonoro rugir de motores.

Son las dos de la tarde y mucha gente empieza a abandonar las instalaciones, aunque otra mucha sigue llegando. De entre las que abandonan ya, dos mujeres mayores de la zona. «Bueno, pues ya está. Mucho ruido», dice una. «Lo hemos visto en panorámica», sintetiza la otra. Es hora de comer. Muchos se han traído bocata; los demás, hot dog a tres euros. Y mucha, mucha birra. El programa se repite por la tarde. El show acaba de empezar. ¿Saldrá rentable? Ya suena el run, run...

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