Raimundo Fitero
El valor
Se le supone. A todos los soldaditos se les colocaba esa socarrona definición tras los dos puntos del renglón valor. Y a los toreros, también. Como en la tele se vive de contrastes, despellejamientos y paradojas, nos repiten para escarnio de un valiente sobrevenido, el momento en que un torero mexicano, Christian Hernández, decide en plena faena, abandonar su carrera taurina y cortarse la coleta frente al público que le abuchea. Primero se ve como le da unos mantazos con la muleta, después corre despavorido perseguido por el toro y desarbolado, toma el olivo, se quita del medio y posteriormente con vergüenza torera hace ese gesto de renuncia. Antes de ser detenido y conducido a comisaría por incumplimiento de contrato y altercado público, dice ante las cámaras, «me faltan un par de güevos», que es la confesión más humillante, pero seguramente la más sincera. El miedo es la parte consustancial a ese extraño oficio de asesinar reses en público. Cuando se domina y controla le llaman valor.
Estamos hablando del valor, ese supuesto y del miedo, esa turbación del comportamiento. Miedo da escuchar a un directivo de una famosa constructora asegurar con un supuesto valor que el PER fomenta la vagancia y que algunas partes de Andalucía se convertirán, «en reservas de indios apaches, donde hay mucho alcohol, poco trabajo y no saca nadie un título universitario». La frase es rotunda, redonda, fantástica en cuanto demuestra un pensamiento absolutamente xenófobo, tanto sobre los andaluces que están cobrando ese subsidio, como de los indios americanos, e introduce conceptos tan perfumados de veneno como la vagancia o los títulos universitarios.
Este alto directivo está perfectamente preparado para ser tertuliano televisivo, actividad donde parece existir una bula para el insulto, la fatuidad y la ligereza para opinar sobre la obra y la vida de personas, profesionales o artistas, políticos o civiles y parece que todo le sale gratis a quien injuria. En algunos casos, por la manera con la que se jalean estas cosas parece claro que se confunde la memez con el valor. El torero demostró mucho valor al abandonar. Un ejemplo que no cunde.