GARA > Idatzia > Kultura

La lluvia se convirtió en espontánea protagonista de la Noche Blanca de Bilbo

Bilbo acogió ayer la segunda edición de la Noche Blanca, con más de treinta espectáculos multidisciplinares programados entre las 20.30 de la tarde y las 2.00 de la madrugada, en los distintos museos y edificios emblemáticos de la ciudad. Las fuertes rachas de viento y lluvia obligaron suspender varias de las funciones exteriores previstas.

A. ARRUTI - O. LARRETXEA | BILBO

Bilbo se vistió ayer de largo para celebrar, en la Noche Blanca, el 710 aniversario de la Villa. La Fundación Bilbo 700 fue la encargada de organizar los espectáculos que se sucedieron simultáneamente a lo largo y ancho de la ciudad. Lugares como el Museo de Bellas Artes, el Museo Naval, el Ayuntamiento, el Museo Guggenheim, la Universidad de Deusto, o los mismos paseos y calles se covirtieron en improvisados escenarios. A partir de las 20.30 los alrededores del Guggenheim era un hervidero de gente. La mayoría de los asistentes portaban en la mano el programa, aunque difícilmente se podía llegar a disfrutar de todos los espectáculos. «Tenemos que elegir. ¿Qué quieres ver: a la Fura o a Comediants?», preguntaba una mujer a su acompañante.

La Fura dels Baus fueron fieles a su estilo. Acompañados de una estridente música, uno de los miembros del grupo se subió sobre un coche blanco con intención de destrozarlo. ¿Para qué sino el hacha que llevaba en la mano? El hombre, que vestía un elegante traje, acaparó las miradas y los objetivos de las cámaras fotográficas de los presentes. «A eso se le llama destrozar un coche con estilo», decía con envidia una mujer. Antes de que terminara la primera de las tres funciones que tenían previstas, ligeras gotas de lluvia comenzaron a amenazar con aguar la fiesta. En cuestión de minutos, los paraguas, que hasta entonces se abrían y cerraban de manera continuada, se desplegaron definitivamente para resguardarse de los incesantes chaparrones.

Mientras tanto, cientos de personas aguardaban en las escaleras del Museo Guggenheim para disfrutar de Laberinto Terpsícore, el espectáculo de Comediants, que consistía en un conjunto de varios shows tanto interiores como exteriores. Para acceder al museo la entrada se colapsó, ya que abrieron una única puerta, y la gente, que estaba de frío, quería resguardarse lo antes posible. Pero antes de poder llegar al recinto central donde se situaba el escenario, una empleada de la pinacoteca se encargó de mirar, uno por uno, si los asistentes llevaban un paraguas largo, porque, en ese caso, se debía retroceder para guardarlo en el ropero. Los cortos podían permanecer en manos de sus dueños. Este «trámite», provocó el malestar de la gente, ya que de esta manera había que hacer cola para guardarlo, y en consecuencia, para recogerlo. Hubo quien, aprovechando que la entrada al museo era gratuita, pretendió ver la exposición de Henri Rousseau: «Señora, esta noche esa planta está cerrada», le advirtieron.

La muchedumbre se agolpó alrededor del escenario. Lo que al inicio parecía ser un baile, dada la animada música, resultó ser un sugerente striptease. La bailarina saltó al escenario con un abrigo verde, aunque a los escasos minutos, terminó por quitarse los ligueros azules que llevaba bajo el vestido. No se vio nada más porque del resto de las prendas las despojó detrás de una blanca pantalla donde sólo se podía apreciar su sombra. Eldesarrollo de la función pilló a más de uno por sorpresa. «Uy, yo no me esperaba esto», decía una espectadora mirando a sus hijos. O, «por cierto, ¿cómo decías que se llamaba esto?», le preguntó ensimismado un hombre a la mujer que le acompañaba. Nada más terminar, los espectadores se apresuraron a salir para disfrutar del siguiente espectáculo, aunque se encontraron con que se había anulado.

Pasados por agua

En la Plaza Nueva estaba programada una de las funciones más espectaculares de la noche. David Moreno y un equipo de cine tenían pensado subirse a una grúa y ofrecer un concierto de piano, «porque quiere elevar su música para convertirse en una estrella». Los nubarrones impidieron, sin embargo, que realizara su sueño, ya que, por lo menos la primera actuación quedó anulada. Lo mismo pasó con el espectáculo «Pintar la música», que prentendía convertir la fachada del ayuntamiento en un gran lienzo, pintando con luz en tiempo real y acompañado de música.

Mejor suerte tuvieron las funciones programadas a cobijo. En el claustro de la Universidad de Deusto tuvo lugar la propuesta de Txalap.Art, «Desde las raíces». Música, danza y treatro se fusionaron con la participación de Andoni Egaña, Kirmen Uribe, Mikel Urdangarin, Michael Fernández, Juliette Roussille y Edu Muruamendiaraz. Un espectáculo que contó con doble función y en el que la improvisación de los componentes marcó la diferencia de una a otra.

La danza fue también la protagonista del Museo de Bellas Artes, en una «noche de sensaciones». De la mano de la Fundición, Dani Pannullo Dancetheatre Co., Sharon Fridman, Antonio Ruz, Eva Bertomeu y Fernando Hurtado acompañaron a las visitas de las diferentes obras expuestas con demostraciones de danza contemporánea.

COLAPSO

La gente esperó bajo la lluvia para poder acceder al Museo Guggenheim. La entrada se colapsó, ya que abrieron una puerta y la gente, de frío, quería resguardarse cuanto antes.

«DESDE LAS RAÍCES»

En el claustro de la Universidad de Deusto tuvo lugar «Desde las raíces», con la participación de Andoni Egaña, Kirmen Uribe, Mikel Urdangarin, Michael Fernández, Juliette Roussille y Edu Murumendiaraz.

SUSPENSIÓN

La lluvia obligó a suspender varias actuaciones, como la prevista en la fachada del Ayuntamiento y el concierto de piano subido en una grúa en la Plaza Nueva.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo