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El sol alcanzó ayer su máxima declinación norte, ¡el verano ya ha llegado!

Aunque siga haciendo algo de fresquito, oficialmente ya ha llegado el verano, exactamente a las 13.28 de ayer. En ese mismo instante comenzó la cuenta atrás de la que es la estación más larga del año, que durará 93 días y 15 horas.

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Zuriñe ETXEBERRIA

Seco y soleado», así es como se han apresurado a bautizar al verano de 2010. El jefe de predicción de la AEMET, Fermín Elizaga, anunció anteayer que se prevé una anomalía «significativa» de temperaturas superiores en uno o dos grados centígrados y precipitaciones «por debajo de lo normal».

Pero, predicciones a un lado, lo único cierto es que desde ayer a las 13.28, en el hemisfero norte, estamos en verano. Pasadas una hora y 28 minutos del mediodía, el sol alcanzó su posición más boreal. Este fenómeno se conoce como solsticio de verano. El solsticio es un término astronómico relacionado con las posición del sol, y el nombre proviene del latín solstitium, «sol sistere» o «sol quieto». En los días del solsticio de verano la longitud del día y la altura del sol al mediodía son máximas, por esa razón, ayer fue el día más largo; quince horas y tres minutos tuvieron que pasar hasta que el astro rey decidió volver a esconderse.

¿Pero hasta cuando durará la tan ansiada estación del año? El periodo estival será de 93 días y 15 horas, así lo han acordado en el convenio astronómico que recoge el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), del Ministerio español de Fomento. Poquito menos de un centenar de jornadas para poder caminar por el monte, chapotear en las olas del mar o para disfrutar de las fiestas populares que en algunas localidades de Euskal Herria ya han comenzado. Seguro que tiempo y ganas no faltarán para aprovechar el verano antes de que llegue el día más corto del año, el 22 de diciembre, en el que el sol más perezoso sólo saldrá durante nueve horas y 17 minutos.

Y mañana... noche mágica de San Juan

Además del «buen tiempo» que parece que ayer empezó a hacer algo de acto de presencia, otro de los iconos de la llegada del verano es la noche mágica de San Juan. Cientos de hogueras, repartidas en los rincones del país, harán que la noche de mañana sea especial. Esta costumbre tiene por objetivo «dar más fuerza al sol», que poco a poco «va haciéndose más débil». En la celebración de la víspera de San Juan se suelen quemar desde apuntes de clase hasta malos pensamientos, miedos o preocupaciones.

Las de mañana serán para muchos unas hogueras purificadoras que, como manda la tradición, hay que saltar «como mínimo tres veces» para poder gozar de un buen año. La de Hernani es una de las más famosas, pero no la única. La manera de celebrar una de las noches más cortas del año varía de pueblo a pueblo. En Zegama, por ejemplo, se enciende en el fuego una odre, para que más tarde un joven o una joven la lleve colgada de un palo por todo el pueblo. En Agurain, de otra forma distinta, a la una de la madrugada los vecinos «plantan el chopo» en la Plaza de San Juan, para después intentar subir por el arbol lo más alto posible. Pero, de una forma o de otra, lo celebran en todos los lugares.

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