Análisis | El manomanista sigue en crisis
Un impulso para dar un paso atrás
Las lesiones, especialmente la de Aimar Olaizola, dejaron coja la arriesgada apuesta desde el inicio, pero el sistema, la dependencia del día a día, el material y la ausencia de caras nuevas que aporten frescura son grandes debates a desarrollar.
Jon ORMAZABAL
El novedoso sistema impuesto por la LEP.M ha fracasado en su intento de fortalecer el campeonato más importante del calendario pelotazale. Ni las entradas, ni las audiencias, ni el espectáculo han respondido a la arriesgada apuesta de Aspe y Asegarce.
Dándole la vuelta a la célebre frase que se hizo famosa en la cuba revolucionaria, se podría decir que el «impulso» que las empresas de pelota buscaban con su nuevo sistema de competición del Manomanista ha terminado siendo un paso atrás en la revitalización del que históricamente ha sido el campeonato más importante del calendario pelotazale. Y es que, la que en el día de su presentación fue bautizada como la «Champions» de la pelota, que creó cierto malestar entre los propios pelotaris, ni ha traído espectáculo, ni ha reenganchado a los pelotazales con el campeonato y los beneficios económicos tampoco han sido tan altos como se esperaban.
Más que las cien canchas que quedaran por vender en el Ogeta gasteiztarra, que con sus 300 asientos más -especialmente de los más caros- avalan en lo económico la decisión de cambiar de escenario la final 16 años después, o la pírrica entrada que se registró en Bergara para presenciar un Xala-Arretxe II sin nada en juego, el dato más revelador de la pérdida de interés se puede encontrar en la audiencia televisiva del partido entre Martínez de Irujo y Xala. Según datos ofrecidos por Euskadi Irratia, el descenso ha sido considerable, ya que ha pasado del 30% del año pasado al 24% .
Es cierto que la arriesgada apuesta se fue al garete la primera semana, con la lesión de Aimar Olaizola, y en menor medida, de Sebastien Gonzalez. La salsa y el morbo de ver enfrentados a los dos primeros espadas siempre le da un aire especial al campeonato, incluso el pique entre empresas aumenta la expectación, pero todo saltó por los aires en una situación imprevisible que dejó cojo el desarrollo de la competición.
Sin embargo, escudarse en este hecho fortuito se antoja insuficiente, porque en el otro grupo no hubo lesiones y la floja entrada para presenciar un duelo entre Oinatz Bengoetxea y Martínez de Irujo, con el pase a semifinales en juego, también fue muy significativa.
La crisis económica y la competencia de otros deportes, son otras dos razones de peso, pero la situación económica no era mucho mejor hace tres meses y en el Parejas se registró un entradón histórico en el Labrit en un partido jugado un lunes.
Si lo que realmente se busca es mayor espectáculo y partidos más igualados que enganchen al público, al margen de parches puntuales como el limitar los saques a una pasa, el manomanista exige un análisis mucho más profundo sobre el material que se emplea, por su influencia en la manera de jugar actual.
Pero, sobre todo, la pelota necesita recuperar la credibilidad y que los méritos deportivos tengan su peso ayudaría mucho en ese sentido, porque el pelotazale sigue sin entender la exclusión de Beroiz, o los motivos de que Iker Arretxe o Retegi Bi fueran los sustitutos de los lesionados cuando Begino había jugado una previa y cuando en teoría se había puesto gran interés en un Campeonato de Promoción que también se ha visto perjudicado.
El problema es que, se impone el día a día. Como en otros aspectos de la vida, las premuras, y las empresas están tocadas por la crisis, están anteponiendo el día a día y pueden estar haciendo el embudo demasiado estrecho. Porque apostar por los mejores, o más mediáticos, parecía una apuesta segura, pero no ha salido bien y además ha cerrado puertas a pelotaris que podrían abrir nuevos horizontes. Un desconocido Martínez de Irujo entró casi de rebote en 2004 -Aspe y su aita le desaconsejaron participar en aquella edición-; el domingo se caló su cuarta txapela y en una semana va a ser programado en cinco festivales. Además, ese pelotari capaz de dar la sorpresa, o ese novato que acerca al frontón a sus allegados siempre dan colorido y pasión al campeonato que más leyendas ha forjado.