Acuerdo estratégico independentista
Dibujando el arco iris en el horizonte
Floren AOIZ Historiador y ex mahaikide de Herri Batasuna
Dicen que un grano no hace granero, pero ayuda al compañero. El acuerdo entre la izquierda abertzale y EA, no es un grano cualquiera y, por suerte, no está sólo en el granero.
Un nuevo paso en el camino correcto, uno más. Ilusiones, esperanzas, sueños, utopías, deseos colectivos, ansias, objetivos. Los nombres pueden ser muchos. Hablamos de un horizonte diferente al que quieren imponernos. Podríamos hablar también de agenda, de camino, de guión. Sabemos que han escrito ya hace mucho tiempo el relato de nuestro desaparición como pueblo, de la derrota del independentismo, del fin de la ilusión por un nuevo modelo social. Escrito, sí, pero nunca han sido capaces de llevarlo a la práctica. Podríamos decir que por suerte o por fortuna, pero sobre todo ha sido así por la férrea, dura y dolorosísima resistencia que tantas personas han realizado durante tanto tiempo.
Frente a los planes escritos para y contra nosotras y nosotros, el pueblo vasco ha sido capaz de soñar otro futuro. Y ha hecho algo mucho mejor que soñarlo, se ha empeñado en hacerlo realidad. Lo ha hecho irregularmente, a veces francamente mal, otras sin pena ni gloria, pero también ha sido capaz de hacerlo brillantemente. Lo ha hecho y lo sigue haciendo, paso a paso.
El reto no es poca cosa. No es fácil dibujar horizontes. Mucho menos darle color al arco iris cuando los negros nubarrones se empeñan en no dejar un solo resquicio a la luz solar. No cabe esperar complicidad de los enemigos de las primaveras. Por el contrario, hay que contar con sus huracanes autoritarios, sus vendavales de odio, sus tormentas de intransigencia y su granizo represivo. Harán cuanto puedan para que no brille el sol.
Pero aunque aparezca erizado de dificultades y complicaciones, es el mejor camino, porque lo hemos elegido y porque sabemos a dónde queremos llegar. Quienes quieren que no lleguemos a ninguna parte lo saben y por eso no celebran nuestra marcha. No pueden celebrarla, porque es la fiesta de su fracaso. Nuestra voluntad de dibujar un horizonte de libertad, justicia e independencia es la antítesis de sus agendas represivas. La determinación política de confrontación con los estados que nos niegan como pueblo es la confirmación del fracaso político de la estrategia encaminada a domesticar el independentismo vasco.
El horizonte de un Estado vasco construido desde concepciones políticas progresistas es, precisamente, lo que décadas de represión han querido impedir. Está por ver, obviamente, qué frutos da este acuerdo, si verdaderamente se hace realidad en todos los planos y todos los ámbitos territoriales del país. Veremos si otros agentes se suman, cómo hacen suya esta alianza los sectores sociales, el papel de los movimientos populares, la respuesta de los estados ante su incómodo descoloque. Las incógnitas son muchas. El horizonte no está totalmente dibujado, pero hay un camino y muchos miles de personas quieren recorrerlo y protagonizar esta aventura de libertad.
Nadie que quiera llegar puede sobrar en este recorrido, nadie puede quedarse al margen. Cuantas más manos y con más determinación agarren el pincel, antes brillarán los colores del arco iris en la raya del horizonte.