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La foz de Irunberri y la Guardia Civil guardan un secreto de 20 años

El viernes se cumplen 20 años de las muertes de los militantes de ETA Susana Arregi y Jon Lizarralde y el guardia civil José Luis Hervás en la foz de Irunberri. Y hace ya quince, la Audiencia Nacional tumbó la versión oficial que imputaba sus muertes a Germán Rubenach, que sufrió amnesia tras el tiroteo. Sólo la foz y la Guardia Civil, que mantuvo cerrada la zona durante casi un día, saben qué es lo que ocurrió.

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Ramón SOLA

El 25 de junio de 1990 la foz de Irunberri pasó a ser algo más que un espectacular paisaje natural, para convertirse también en escenario de uno de los casos más truculentos, y sangrientos, del conflicto vasco. El vigésimo aniversario de aquellos hechos llega envuelto en una niebla profunda, sobre todo después de los últimos quince años de silencio absoluto. Son los que han pasado desde que la Audiencia Nacional absolvió a Germán Rubenach -miembro del comando de ETA y herido gravísimamente en el tiroteo- de una acusación extravagante. Se le imputaba «homicidio consentido» de sus compañeros, el andoain- darra Jon Lizarralde y la oñatiarra Susana Arregi. Con la sentencia se venía abajo la tesis oficial que sostenía que los disparos que ambos sufrieron en la cabeza -dos en el caso de Arregi- habían sido hechos por Rubenach o con su ayuda.

La teoría del suicidio de los dos militantes acorralados por la Guardia Civil fue recibida con incredulidad por la sociedad vasca en un momento en que aún estaba muy fresco el caso de Mikel Zabaltza o las acciones de los GAL. Y al año siguiente llegarían las muertes de Morlans o la de Mikel Castillo. El propio lehendakari José Antonio Ardanza admitía que «quiero creerla, pero me extraña la versión oficial». Mientras, el ministro de Interior del Gobierno del PSOE, José Luis Corcuera, eludía las explicaciones necesarias con argumentos como éste: «La inocencia de la Guardia Civil la supongo, como corresponde a un Estado de Derecho. Serán los que opinen lo contrario quienes deban aportar las pruebas necesarias».

Corcuera hablaba sobre seguro. Con Lizarralde y Arregi muertos y Rubenach gravemente herido en la cabeza -lo que le provocó una total amnesia sobre los hechos-, sólo los agentes de la Guardia Civil que mantuvieron cerrados los dos únicos accesos a la foz saben qué ocurrió en esas horas. Fueron casi 24: desde las 12.15 del día 25, en que se produjo el enfrentamiento entre el comando y una patrulla que concluyó con la muerte del sargento Hervás, hasta las 10.30 del día 26, en que la juez de Agoitz acudió a levantar los cadáveres de los dos militantes de ETA, hallados, según la Guardia Civil, apenas un par de horas antes.

Incógnitas e imposibilidades

Un informe elaborado ahora por vecinos de Errotxapea -el barrio de Rubenach, hoy todavía preso en Puerto de Santa María- destaca los «agujeros negros» del caso, tras la imposible versión oficial que no fue ratificada por la sentencia del año 1995. Recuerdan que la primera tesis difundida fue la del suicidio, que luego debió ser corregida por otra que implicaba a Rubenach al constatarse que Arregi tenía dos disparos en la cabeza y no uno (entre tanto, un informe oficial quiso justificar que técnicamente esta opción era posible por las características del arma).

Dos décadas después, se sigue sin saber cómo es posible que un despliegue de 500 agentes no hallara los cuerpos hasta un día después, pese a encontrarse a sólo quince metros de donde Rubenach fue detenido. Tampoco aparecieron las bolsas y documentos que portaban. En el cuerpo de Jon Lizarralde -que apareció semisumergido en el río- había agua, lo que evocó la posibilidad de que hubiera sido torturado mediante el método de «la bañera». Semanas después fueron detenidas en Nafarroa varias personas relacionadas con el comando y se halló el zulo en que estaba secuestrado el empresario Adolfo Villoslada.

Especialmente sórdida fue la situación de Rubenach. En el hospital, dos personas no identificadas le ofrecieron tratar de huir de allí a tiros. Nunca ha recordado qué pasó en la foz, pero tiene claro que se salvó sólo porque «me dieron por muerto. Pensaban que no iba a quedar vivo ninguno de los tres. De ahí su histeria en el hospital».

Cronología de un cerco de 22 horas en una «ratonera»

12.00: Una pareja de la Guardia Civil llega a la foz de Irunberri, según la versión oficial para vigilar una zona en que se producen robos a turistas. Localizan junto al río a un hombre con unas bolsas. El sargento Hervás baja a identificarle y recibe disparos que le causan la muerte.

12.45: Tras darse la voz de alarma, llegan los primeros efectivos de refuerzo, incluido un helicóptero, los GAR y perros de rastreo. Comienza la batida.

20.00: Algunos vecinos de Irunberri afirman haber oído un tiroteo.

20.45: Localizan gravemente herido a Germán Rubenach.

21.00: Pese a que esa hora todavía hay luz, se anuncia que los rastreos se suspenden hasta la mañana siguiente. La foz sigue acordonada en todo momento.

7.00: Se afirma que se han reanudado las labores de búsqueda.

8.45: Se comunica el hallazgo de los cadáveres de Jon Lizarralde y Susana Arregi, con disparos en la cabeza, muy cerca de donde fue arrestado Rubenach.

10.30: Se persona la juez de Agoitz en el lugar de los hechos.

11.30: Se produce el levantamiento de los cadáveres. GARA

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