Las centrales sindicales redoblan en los días previos a la convocatoria de la huelga general del próximo martes sus esfuerzos para desarrollar una amplia y eficaz labor informativa que convierta la jornada de protesta en un rotundo éxito de movilización obrera. El propósito es desenmascarar hasta el último detalle la verdadera esencia de la reforma del Gobierno español aprobada el martes: convertir el mercado laboral en un instrumento de carácter cuasi-feudal donde buena parte de los empresarios -al menos aquellos que carecen de todo escrúpulo- puedan surtirse de mano de obra barata y sumisa.

Y, paradójicamente, la patronal se ha convertido en inesperado aliado de los sindicatos en esa labor de poner negro sobre blanco el objetivo último de la reforma. La empresa Saunier Duval, perteneciente a la multinacional Vaillant, ha protagonizado un ejercicio de extrema claridad didáctica sobre lo que realmente significa la nueva regulación aprobada en el Congreso español: en plena tramitación de un ERE que suponía la extinción de contratos de 80 personas, ha decidido retirar ese ERE para presentar uno nuevo, calcado al anterior, pero que aprovecha los generosos beneficios que le concede la nueva normativa promovida por el PSOE en el Estado español.

Ejemplos como éste despejan cualquier duda: lejos de promover el empleo y generar condiciones favorables a los trabajadores, la reforma sube un nuevo escalón en el impulso de una precariedad laboral que, por cierto, está en el origen de accidentes laborales como el que el martes costó la vida a un trabajador en Araia. Esa constatación hace crecer como una marea viva la conciencia de que el próximo martes la sociedad vasca tiene un serio compromiso con la justicia social. Son ya casi 900 los comités de empresa que apuntan en esa dirección al adherirse a la huelga. Representan a todos los ámbitos geográficos y sectoriales de Hego Euskal Herria. Representan a la clase trabajadora.