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Sabino Cuadra Lasarte Abogado

26-«Nafarroa bizirik nahi dugu!»-29

A raíz de sendas convocatorias de una serie de colectivos navarros en contra de varios proyectos que entienden como agresiones medioambientales, por un lado, y de la mayoría sindical vasca reclamando políticas económicas de signo contrario, por otro, Sabino Cuadra trae a colación dos de las identidades de Nafarroa, por ser las que dichas convocatorias pretenden salvaguardar: tierra y pueblo. Y llama a «poner a toda Nafarroa en pie, impulsando una fuerte `gamazada' por el cambio político, social y medioambiental».

Nafarroa, como la Santísima Trinidad, es trina y una a la vez, pues es tierra, es pueblo y es historia. Tres identidades distintas que, en cualquier caso, no pueden entenderse aisladamente sin relacionar cada una con el resto. En cualquier caso, a los efectos que nos ocupan, dejaremos la historia para otro momento y hablaremos de los dos primeros componentes de esta trinidad: Nafarroa tierra y Nafarroa pueblo.

El próximo 26 de junio, trece plataformas populares surgidas al calor de distintas agresiones medioambientales que asaetean hoy en día la geografía navarra, han convocado una manifestación bajo el lema «Nafarroa bizirik nahi dugu!». Pretenden denunciar los proyectos sobre los que se asientan reclamando su paralización y su sometimiento a la voluntad popular. El día 29, por su parte, la mayoría sindical vasca (también CGT y, en la CAV, USO y CCOO) ha convocado una huelga general en contra del «zapaterazo» gubernamental. Se exige una salida a la crisis que apunte en dirección contraria a la marcada por el Gobierno: menos poder y riquezas para los de arriba y más bienestar y democracia para los de abajo.

Nuestra Nafarroa-tierra está siendo salvajemente agredida por proyectos irracionales cuya principal justificación se encuentra en la obtención de beneficios, de inmensos beneficios, para unos pocos muy pocos. Desde la Ribera al Baztan, Tierra Estella al Roncal, Agoitz a la Sakana, nuestros montes, ríos, aires, cultivos... están siendo sometidos a la ley del beneficio particular, que no del provecho público. Hablamos del pantano de Itoitz, las térmicas de Castejón, la autopista eléctrica de Lizarraldea, el proyecto urbanístico de Aroztegieta -Baztan-, la incineradora de Olazti, la cantera de Zilbeti, el parque eólico de Leitza, el polígono de Bardenas, las presas de Sarria, la autovía transpirenaica, el TAV... En pocas décadas, el paisaje de Nafarroa han cambiado más que en varios miles de años, a mayor gloria y beneficio todo ello de cementeras, constructoras y multinacionales de todo pelaje y condición.

El capitalismo convirtió el trabajo en mercancía, despojándolo de cualquier otro valor o consideración social. Los trabajadores y trabajadoras somos considerados así como un mero factor productivo más -«recursos humanos», nos dicen-, similar al capital, la maquinaria o las materias primas... Con las reformas en curso pretenden degradarnos aún más y convertirnos en un mero «todo a cien» de usar y tirar. Y es contra esto, en el fondo, contra lo que se plantea la huelga general convocada para el próximo 29 de junio. En Nafarroa, además, lo anterior se acentúa debido al compadreo político-social diseñado por el quinteto UPN-PSN-CEN-CCOO-UGT, gracias al cual campean a sus anchas los señores del cemento y el ladrillo, la banca y las multinacionales, mientras les ríen las gracias y les sirven los cubatas la clase política local y las burocracias sindicales.

Es algo que va mucho más allá de una brutal reforma, pues todos los datos apuntan a que nos encontramos ante una auténtica inflexión socio-económico-laboral y un fuerte golpe de timón dado por el poder para recuperar y aumentar sus tasas de beneficio a costa únicamente de las gentes de a pie. Pretenden no dejar títere con cabeza. Otra cosa es que lo consigan, y en eso estamos.

Corría el año 1893 cuando el ministro español de Hacienda, G. Gamazo, aprobó aumentar la contribución anual de Nafarroa a Madrid. Al llamado de la Diputación de entonces se manifestaron varias decenas de miles de personas y más de 120.000 firmas fueron recogidas en contra de aquellas medidas que, finalmente, debido a esta revuelta, denominada Gamazada, no se llegaron a aplicar.

Hoy, sin embargo, el Gobierno de UPN y su pareja de hecho, el PSN, aplauden al Gamazo-Zapatero y agachan la cerviz ante todos sus proyectos antisociales: congelación de pensiones, recortes de sueldos en la función pública, reforma laboral... Vitorean igualmente los despilfarros cementeros de cualquier tipo y afirman desvergonzadamente que es el derroche y la malversación el camino para relanzar la economía. Se deteriora crecientemente la sanidad, la educación y las prestaciones sociales y el paisaje navarro es bombardeado con proyectos irracionales, mientras las arcas forales miman el despropósito (circuito de Los Arcos, Museo Sanfermines...) o consienten en su vaciamiento en favor de las grandes fortunas de Nafarroa a quienes se suprime el Impuesto sobre el Patrimonio.

La cercanía en las fechas de la manifestación del 26 y la huelga general del 29 nos obliga a hacer una reflexión y ésta no se puede expresar mejor que como ya lo han hecho las distintas plataformas que conforman la iniciativa «Nafarroa bizirik nahi dugu!»: «existe un doble común denominador por debajo de todas estas agresiones: la supeditación de los derechos ciudadanos y medioambientales, o sea, la vida misma, a una sociedad basada en el crecimiento y el desarrollo ininterrumpido, al interés del poder económico y, por otro lado, al amparo que las diferentes instituciones dan a todos estos desmanes». Más claro, agua.

El Gobierno del PSOE es hoy el sucesor de aquel al que pertenecía Gamazo, pero el gobierno de UPN, al contrario que la Diputación de entonces, refrenda sus medidas con el aplauso del PSN. Por desgracia, hoy no habrá ningún llamamiento institucional a la movilización ni se ejercitará pase foral alguno ante el «zapaterazo». Nada se puede esperar de este Gobierno de malandrines y todos sus mantenidos.

Pero la llama de la protesta está ya encendida. Las convocatorias del 26 y el 29 están ya hechas y nos esperan a la vuelta de la esquina. La participación masiva en la primera debe servir para abrir camino al mayor éxito de la segunda. Al igual que en 1893 debemos poner a toda Nafarroa en pie contra las agresiones que estamos padeciendo, impulsando una fuerte «gamazada» por el cambio político, social y medioambiental. Se trata de llevar la llama de la protesta a todos los centros de trabajo, a todos los pueblos y barrios, a todas nuestras sociedades, txokos, peñas, cuadrillas; de llevar nuestro grito del campo a la ciudad, donde las gentes padecen, y de ésta a todos los rincones donde la tierra sufre.

La Nafarroa tierra y la Nafarroa pueblo están en marcha. La manifestación del 26 y la huelga general del 29 servirán para que la Nafarroa historia se escriba de manera diferente: Nafarroa bizirik nahi dugu!

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