Eliminada Camerún y con una Holanda que, salvo catástrofe, tiene el primer puesto en el bolsillo, es el encuentro entre Japón y Dina- marca el duelo más competido del grupo E. Nipones y daneses se juegan, a cara de perro, el pase a octavos, con la ventaja para los asiáticos de que les vale el empate.

No es de extrañar, pues, que el técnico japonés, Takeshi Okada, haya tildado el choque de «feroz» o su homólogo en el otro banquillo, Morten Olsen, lo califique de «final». Para ambos, será el ser o no ser en esta competición, y un éxito para quien logre la clasificación.

La gran duda del envite será la presencia o no del ariete del Arsenal, Nicklas Bendtner, lesionado en la ingle, al que su entrenador no ve todavía en condiciones para jugar, algo que contradice el futbolista, loco por estar con su selección.

El concurso del delantero podría ser esencial para los nórdicos en el aspecto que más destacan, su juego aéreo, dífícil de contrarrestar para los jugadores nipones, cuya estatura media es inferior en ocho centímetros a la de sus rivales. Lo que sí está claro es que con quien no podrá contar Olsen es con el central Simon Kjaer, expulsado frente a Camerún.

La previsible actitud ofensiva de los daneses traerá consigo a un Japón precavido. Okada volverá a dejar en el banquillo a su pieza más creativa, Shunsuke Nakamura, en beneficio de Yoshito Okubo, un futbolista de perfil más de contención.

En el otro partido del grupo, sólo el orgullo de Camerún puede dar lugar a la sorpresa, que sería mayúscula, pues los de Le Guen parecen más un grupo en descomposición que un verdadero equipo, al estilo de lo que ha sucedido con la selección francesa. Los «tulipanes», que variarán a sus estiletes -entrarán Eljero Elia y Hunte- laar- no deberían tener mayores problemas para doblegar a unos «leones indomables» que han defraudado.