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Análisis | Eliminación de la selección francesa

El particular Waterloo de «les bleus» ha llegado en Sudáfrica

El combinado francés ha completado una Copa del Mundo horrible en lo deportivo, pero también en lo que respecta al comportamiento interno de los jugadores. GARA analiza las claves del fiasco, su repercusión y la transición que llevarán a cabo con Blanc como seleccionador.

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Beñat ZARRABEITIA

La derrota ante los bafana bafana terminó por certificar la eliminación de la selección francesa del Mundial. El equipo del gallo ha completado un torneo pésimo en lo deportivo y lamentable en cuanto a imagen y comportamiento de sus futbolistas y cuerpo técnico. El mal juego, la incapacidad táctica y los errores de actuación han estado acompañados por escándalos de todo tipo que han hecho dinamitar cualquier opción del combinado galo.

Francia llegaba a Sudáfrica en medio de las dudas. La inmerecida clasificación en la repesca ante Irlanda -donde la manó de Henry metió al equipo en el Mundial-, las críticas constantes a Domenech y las derrotas en los amistosos previos ante España y China no auguraban nada bueno. Sin embargo, ni en la peor de sus pesadillas los aficionados de los bleus esperaban semejante desastre. Incapaces de hacer un gol ante Uruguay pese a tener un jugador más, superados por México y derrotados por el modesto anfitrión.

Nulo saldo deportivo. Más turbulenta aún ha sido la concentración. Insultos de Anelka a Domenech en el descanso del choque ante los aztecas diciéndole «vete a tomar por el culo, sucio hijo de puta», la pelea entre Evra y el preparador físico Rubert Duvene, y el plante de los jugadores negándose a entrenar el pasado domingo. El panorama ha sido desolador y la ministra de Deportes gala ha tratado de apaciguar los ánimos mientras algunos directivos de la Federación regresaban a París para presentar su dimisión.

El Waterloo futbolístico se había consumado en África. Mientras, en la ciudad de la luz, los cuchillos se afilaban en forma de editoriales y portadas. «L'Equipe» no se cortó a la hora de describir la situación. En un editorial de claro tinte clasista y casi xenófobo, aseguró que su selección estaba conformada por «una banda de raperos de suburbio que han aislado a Gourcuff, un chico bretón de clase media». Insólito y preocupante.

Más en un Estado que aún tiene presente la revuelta de las banlieus hace varias navidades y en el que recientemente ha sido prohibido un acto de la ultraderecha en un barrio de mayoría musulmán, donde pretendían organizar un botellón y regalar carne de cerdo.

Certificada la eliminación, el propio «L'Equipe» abría su web con un titular que rezaba «Viaje al fondo del infierno». En la crónica se afirmaba que Francia había sido «ridícula hasta el final». «Le Parisien» concluía que «los bleus, humillados, vuelven a casa» y remarcaba que no le daba «ninguna pena el adiós de Domenech». «Liberation» optaba por «el último fiasco de los bleus»; «Le Monde» señaló que «después del fracaso llega el desembalaje»; mientras que para «Le Figaro» se limitaba a decir que «Francia deja el Mundial por la puerta de atrás».

La afición sigue esperando héroes. Se ansían sucesores de Hinault, Fignon, Noah, Prost, Blanco, Pierce, Rigadeau y, por supuesto, de Zidane y los futbolistas que hicieron a los azules campeones del mundo y Europa. En otros deportes se asoman nombres, Tsonga, Monfils, Parker. Pero... ¿y en el fútbol? La última gran esperanza, Gourcuff, ha completado un Mundial lamentable y su expulsión ante Sudáfrica terminó de certificar una participación horrorosa. La ausencia de liderazgo es total.

Domenech dejara el cargo. Fue subcampeón del mundo en 2006, pero naufragó en la Eurocopa 2008 y sus listas han estado siempre cargadas de polémica. Le sustituirá Laurent Blanc.

En cuanto a los jugadores, la despedida de Henry supondrá el fin del equipo ganador de hace una década. Anelka, Evra, Gallas o Govou también saldrán. Está por ver qué ocurrirá con Ribery. Aún cuenta con 27 años y nadie duda de su talento deportivo, pero su año en el Bayern y el escándalo con una prostituta menor de edad han dejado su imagen pública muy dañada.

Blanc no tendrá una tarea nada sencilla. Francia vivirá una transición deportiva encaminada a completar un buen papel en la Euro de 2016, donde serán organizadores. A priori, tras lo visto en el Girondins, el equipo girará en torno a Gourcuff. Lloris, Sagna, Abidal, Toulalan, el ausente por lesión Lass Diarra y Gignac podrían ser otros de los pilares de la nueva selección francesa. Los tres descartes más polémicos antes del Mundial -Nasri, Benzema y Ben Arfa-, tienen muchos boletos para regresar, y el lateral zurdo del Burdeos Benoit Tremoulinas entrará en el equipo.

Junto a ellos, parece que será la hora de jóvenes como Moussa Sissoko, Fanni, M'Vila, Gonalons, Hoarau, Gauche, M'Bengue, Malvieux e incluso el meta labortano Stephane Ruffier. Otros futbolistas de perfil más bajo como Squillaci, Escudé, Alou Diarra, Diaby, Clichy, Valbuena, Planus o Mathieu podrían completar el grupo.

Será una fase de recuperaciòn lenta. De momento, para lograr un billete para la Euro de 2012, deberán superar a Rumanía, Bosnia, Bielorrusia, Albania y Luxemburgo. Dura travesía para una de las mejores selecciones de las tres últimas decadas. Los franceses han sido campeones del mundo en 1998, dos veces campeones de Europa, subcampeones del Mundo en 2006, dos veces semifinalistas del Mundial en 1982 y 1986 y otra vez de la Euro en 1996. Sin embargo, también han protagonizado grandes fracasos como sus ausencias en los Mundiales de 1990 y 1994 o los batacazos en las copas del mundo de 2002 y 2010. ¿Volverá el gallo a cantar triunfante?

 
 
 
 
 
 
 
 
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