La motocicleta Vespa lleva en el mercado más de medio siglo. Un dato que por sí podría dar pie a una exposición pero, más que un vehículo, ha sido un icono de diferentes épocas, ha reflejado la evolución del concepto de publicidad y ha tenido innumerables influencias en el mundo del cine, del arte o en el de la moda. Un repaso a toda esta historia es lo que ofrece la Sala Fundación Caja Vital en la exposición que se abre al público en la temporada estival, hasta el 31 de agosto.

El ambiente de la exposición deja claro que ni la muestra ni el vehículo sobre el que gira son corrientes. Un animado ambiente, con una afluencia muy elevada de público desde que se abriera el pasado miércoles 23 de junio, recibe al visitante. En la primera sala, se pueden contemplar varios modelos de diferentes épocas. A ambos lados, completan el momento dos proyecciones de gran tamaño en la que se observan imágenes protagonizadas por la Vespa. Entre otros fragmentos de diferentes películas, resalta el inolvidable paseo por las ajetreadas calles de la capital italiana que Audrey Hepburn y Gregory Peck ofrecen en «Vacaciones en Roma», de Willyam Wyler. La lista de actores y actrices que han hecho gala de su debilidad por la Vespa se completa con Jude Law, Cliff Richard o Henry Fonda.

El paseo por las Vespas tiene sorpresas como el Vespacar o el sidecar Vespa, así como todo tipo de colores o modelos. Cada motocicleta incluye el nombre de su dueño. En la segunda zona, la sala más amplia, hay diferentes zonas que repasan la relación de la Vespa con el cine, con la moda y con el arte. También se puede observar un stand del Vespa Club Vitoria Vintage que recuerda la historia de este club gasteiztarra. En diferentes paneles, asimismo, la exposición ofrece un repaso a la historia de la Vespa. La primera creación data de 1946 de la mano de la empresa Piaggo. El origen del nombre es uno de los misterios que envuelve su historia aunque, según la leyenda, viene de cuando el dueño de la empresa, Enrico Piaggio, vio el primer modelo que le presentó Corradino D'Ascaniole. En ese momento, exclamó: «¡Bello, sembra una vespa!», es decir, «¡Bello, parece una avispa!». Con esta creación, Piaggio hizo resurgir de la miseria la empresa que dirigía. Su objetivo era presentar un vehículo cómodo, de fácil manejo y barato. Aunque nacida en Italia, se extendió y fue símbolo de diferentes movimientos en puntos diversos del planeta.

La historia de la Vespa, sin embargo, no sólo es un mirada al pasado; hoy en día existen diferentes movimientos entorno a ella que reivindican su uso. Un ejemplo presente en la exposición es el del Vespa Club Vitoria Vintage, heredero del Vespa Club Vitoria original fundado en 1956. Fue en 2008 cuando retomaron su trabajo para «recuperar, dignificar y revitalizar esas motos Vespa ó Lambretta de los años 50, 60 y 70». Aseguran que por su antigüedad y características técnicas apenas tienen presencia en el tráfico actual, por lo que su objetivo es «sacarlas a la carretera realizando salidas en grupo» por diferentes carreteras del herrialde. Recuperan, así, «el espíritu retro y la filosofía de viajar, sin prisas, sin estrés, a modo de paseo, donde lo importante es el viaje y no el tiempo que se tarda, en definitiva, viajar como se hacía antiguamente». En la exposición, además de presentarse al público, facilitan el modo de ponerse en contacto con ellos, con el objetivo de seguir generando movimiento en torno a la Vespa. Una invitación que seguirá en pie hasta el 31 de agosto en horario de 18.30 a 21.00 horas los días laborales, y a los festivos se les suma la apertura de 12.00 a 14.00 horas a la mañana. Una oda al diseño, belleza, originalidad y ligereza que han hecho de este vehículo un icono universal.