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En crudo

La Dirección General de Tráfico ha vuelto al realismo más duro y cruel, expresado con toda su crudeza, para la campaña de prevención de accidentes recientemente iniciada. Técnicamente, son un acierto. El discurso llega nítido, la forma en la que se muestra parece muy eficaz, y provoca a quien los ve unas sensaciones tan fuertes que corta la respiración, coloca al telespectador ante algo tan verosímil que por fuerza le debe llevar a la reflexión. Lo que hay que resaltar es que logra estos efectos tan aparentemente de concienciación, por la parte emocional, no por la reiteración de imágenes violentas de accidentes, sino de la reacción de quienes reciben una llamada comunicándole que alguien cercano ha sufrido un accidente.

Es decir, sin necesidad de mostrar hierros retorcidos, chatarra, sangre, heridos, cuerpos cubiertos por una manta de aluminio, sirenas centelleando en la noche, se produce en los posibles conductores una extraña empatía, que lleva a realizar en cada emisión del anuncio, una suerte de promesa con ellos mismos para cumplir con el eslogan final del anuncio, cuando recuerda que «todos sabemos como evitar un accidente, ¿por qué no lo hacemos?«. Y sigue la pregunta sin contestar.

¿Qué sucede para que alguien con todo el conocimiento previo, con todas las advertencias, con toda la experiencia, pueda en un momento dejarse llevar por la imprudencia, el despiste, la negligencia y provoque un accidente que posteriormente se convierte en esas escenas que esta campaña nos recuerda: ese preciso momento en que debes comunicar a alguien cercano, familiar o amigo, que otro miembro, muy querido del entorno ha sufrido un grave accidente. Mal herido, es decir condenado a silla de ruedas o muerte. Son momentos de gran tensión, donde la boca se seca, en la que se pierde la noción del tiempo. Un fuerte encontronazo con algo inesperado, pero tan asumido como una probabilidad estadística que parece se puede asimilar con facilidad, Y no es nunca así. Eso son cosas que pasan a los otros. A los del anuncio. Y no, puede pasar, puede sonar el teléfono ahora mismo. Prudencia. Es muy cierto, más o menos sabemos cómo evitar el accidente.

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