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Fede de los Ríos

Que tristeza lo de los carpetovetónicos

Izquierda y derecha neoliberales compiten en mostrar españolidad y represión. Pareciera que una maldición divina persiguiera a los habitantes de eso que quieren llamar España

Resulta siempre desalentador, en el literal sentido de arrebatarle a uno el aliento, el seguimiento de las noticias que nos fabrican los llamados medios de comunicación. Pero en las últimas semanas el malestar general se ve acrecentado por una suerte de personajes nada agraciados para la oratoria que imponen sus mal hilvanados discursos a los maltratados oídos de los que dicen servir. Porque si el engaño molesta, la mentira mal construida, la que ni siquiera tiene la capacidad de engañar, irrita sobremanera y el mentecato que la propaga llama a pecar contra el quinto mandamiento de las tablas de Moisés.

Me refiero al tratamiento que los medios de la capital del Reino de Juan Carlos han dado a la huelga de trabajadores de su metropolitano. Las ondas hertzianas transmitían voces miserables exigiendo castigo y cárcel para los huelguistas que habían paralizado Madrid. Los trabajadores en huelga habían secuestrado a seis millones de madrileños, afirmaba un cretino. El más ilustrado hablaba del derecho al trabajo frente al derecho a la huelga y lo hacía desde una emisora católica, rebatiendo al mismo Yhavé que nos lo impuso como castigo por aquello de Adán y Eva. Ni siquiera necesitan argumentar sus estúpidas afirmaciones para seguir subidos en el machito. Cuatro frases comodín, a modo de consignas, son repetidas hasta la saciedad por periodistas-siervos en prensa, radio y televisión.

Los políticos neoliberales del PSOE y del PP claman por una Ley de huelga que impida las huelgas. Salvajes las denominan los civilizadores de la reforma laboral. Los sindicatos UGT y CCOO y, la siempre en construcción y renovación permanente, IU dicen que así en caliente es malo elaborar leyes. No os preocupéis, corazones, se hará con la extrema frialdad propia de un Estado al servicio del Capital. Nada personal, tan sólo negocio.

Izquierda y derecha neoliberales compiten en mostrar españolidad y represión. Pareciera que una maldición divina persiguiera a los habitantes de eso que quieren llamar España. A la estulticia de los poderes ejecutivo y legislativo se les une un poder judicial elegido por los anteriores y que la sola visión de la mayoría de sus apolillados miembros causa espanto. Como si no fueran de este mundo, algunos parecen sacados del baúl de la Historia. Don Pelayo a su lado resulta posmoderno. España, una unidad de destino en lo universal ¿no os enteráis de una vez malditos catalanes?

María Dolores de Cospedal que afirma que el PP es el partido de los trabajadores. Y Lola la proletaria, sacando pecho, le ha llamado «fascista, muy fascista o marxista» al antes militante del Partido del Trabajo, president Montilla. Y es que la Lola estudió Derecho en una especie de centro universitario, la católica San Pablo-CEU. Y los ismos, por lo que se ve, no se los explicaron bien.

Mientras, Rubalcaba, orgulloso por el endurecimiento del código penal más duro de Europa. 77.000 presos en las cárceles españolas, 164 presos por cada 100.000 habitantes, mientras la media europea es 63. Las dos Españas resultaron una con idéntico discurso.

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