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Bilbao BBK Live espera a Pearl Jam, Rammstein, Paul Weller... y M.S.P.

Tras el éxito artístico y de público de Azkena Rock Festival con esos 40.000 asistentes, la promotora Last Tour International traslada todo su potencial al Bilbao BBK Live, que despega el jueves de la semana próxima en el parque Kobetamendi. Ésta será la quinta edición, marcada por las circunstancias económicas y la desaparición del festival Kobetasonik que, de alguna manera, cede al Bilbao BBK Live artistas como Rammstein o Slayer.

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Pablo CABEZA | BILBO

La mayoría de los festivales que se celebran en la península siguen un patrón personal, aunque, dado que el mercado no se renueva ni populariza con la celeridad adecuada, cada vez son más los certámenes que se ven obligados a repetir artistas o a flexibilizar su ideario. El ejemplo más claro de eclecticismo puede ser Rock in Rio, festival despersonalizado que lo mismo te da una sorpresa que tres disgustos. El Sónar catalano-gallego es de los seguidores muy fieles, el FIB de los de ideario, aunque, por ceñirse a sus principios, este año pasa por ser uno de los menos interesantes de toda su historia.

Bajo este sol y bajo estas circunstancias, también Bilbao BBK Live afronta un quinto año menos corpulento que el de ediciones anteriores, pero no por los nombres fuertes, sino por el menor peso o sugerencia de las bandas medianas. En realidad, es como si todo quedara en manos de dos o tres nombres por día y punto. Esquema de trabajo que funciona, más o menos, cuando el festival ha conseguido una marca de calidad, de garantía, que se consigue con las contrataciones inteligentes, pero también con el potencial del lugar donde se asienta el evento. Vamos, la relación me-lo-paso-bien-y-estoy-agusto/dinero-gastado, que pudiera ser el caso del FIB.

El BBK Live está bien encaminado y es posible que se encuentre muy próximo a la idea de ser un buen sitio, es una gran fiesta y te lo pasas de miedo; pero el Ayuntamiento no está valorando adecuadamente el peso que supone encontrarse con un entorno hermoso y un parque cuidado. Se han hecho obras y se han dejado a medio concluir (toda la zona norte), con lo que se da una imagen desagradable. Además, tras numerosos movimientos de tierra anuales, no se ha logrado otra cosa que destrozar la sólida base de tierra, esa que propicia que crezca la misma hierba que había en el primer año del festival. Hoy, tanto el escenario 1 como el 2 no son más que tierras arcillosas con numerosas piedras, irregularidades y propensas al barro a nada que llueva. Para colmo, este año alguien ha decidido que todas las mesas de madera del parque, que servían para que los campistas comieran a la sombra y cómodos, hayan sido resguardadas en un lugar inútil e inaccesible.

Siguiendo con la idea de identificar Bilbao BBK Live con un lugar atractivo -y que potencialmente lo es-, tampoco estaría de más que la limpieza del interior y del exterior (aquello torna peor que un botellón) del emplazamiento se llevara con rondas de retirada de residuos mucho más frecuentes, pues ya cayendo la tarde, el espectáculo es inapropiado. Desde la página web se solicita que se cuide el entorno, que aquello es un parque, y nos parece muy bien. La cuestión es que el empeño no se realiza con la intensidad adecuada desde ninguna de las partes, incluido el público, que arroja vasos y botellas donde le place. Con buen tiempo, Kobetamendi es un cuadro admirable, cuidar esa imagen debería ser prioritario. Marca de agua del festival.

Tres días de música

Por historia y pegada popular, el jueves cabe destacar la presencia de Rammstein, siempre eficaces y densos, y Slayer (treinta años en escena para estos pioneros del thrash). Dos maneras diferentes de entender el metal y dos grupos con miles de seguidores. Rise Against y Anti-Flag pudieran ser la sorpresa.

El viernes cuenta con tres nombres imprescindibles: Alice in Chains, Paul Weller y Pearl Jam. Sólo estas tres vidas justifican el precio y el día. En parte es una noche homenaje al grunge, pues tanto Alice in Chains (Seatle, 1987) como Pearl Jam (Seatle, 1990, aunque con un periodo previo muy interesante) fueron parte básica del movimiento. Los primeros presentan «Black gives way to blue», con nuevo cantante tras la muerte de Layne Staley (sobredosis en 2002) y un periodo de pausa. Paul Weller está espléndido en su nuevo disco, «Wake up the nation», y Pearl Jam posee un «grandes éxitos», lo acostumbrado en los festivales, que puede resultar arrollador. También conviene seguir la pista a Gogol Berdello y Coheed and Cambria.

El sábado es un buen día por naturaleza, pero nos resulta un tanto incógnita el poder de convocatoria de dos grandes formaciones como Faith No More y Manic Street Preachers. Los primeros quizá estén un pelín olvidados y los segundos nunca han contado con éxitos claros entre nosotros. No obstante, la propuesta, por muy diferente que sea entre sí, debería satisfacer a un amplio rango de oyentes, en especial si se es inquieto. Atentos también a Jeff Tweedy, Feeder, TSOOL, Los Campesinos! y Jet.

 
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