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«El Ayuntamiento nos ha decepcionado, pero el apoyo de la gente es una gozada»

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Izaskun Cebrián, Ezekiel Martín y Fermin Irigoien
Concejales de Berriozar imputados por la Audiencia Nacional

El día 13, en plenos Sanfermines, un autobús partirá de Berriozar para arropar en la Audiencia Nacional a tres ediles de la izquierda abertzale envueltos en un proceso kafkiano. Se les juzgará por «enaltecimiento del terrorismo» tras haber dejado en ridículo la campaña para arrebatarles el chupinazo de 2009, que al final lanzó un kiliki. Entonces llegó el informe de la Policía Foral, y luego la Fiscalía.

Ramón SOLA

Izaskun Cebrián, Ezekiel Martín y Fermin Irigoien están probando en sus carnes que en Euskal Herria algunos ediles no tienen un plus de garantías jurídicas para su labor, sino justo al contrario. Confiesan que no esperaban entrar en el Ayuntamiento para trabajar por el pueblo y acabar en la Audiencia Nacional. El proceso les ha permitido descubrir una realidad bipolar en Berriozar: están decepcionados con sus compañeros de Corporación, pero reconfortados por el respaldo de vecinos de todas las ideologías. El martes 13 de julio tendrán que sentarse en el banquillo en Madrid por una acusación que les resulta realmente difícil describir.

Supongamos que tienen que explicarle este juicio a un concejal de otro país de Europa. ¿Cómo lo harían?

Fermin IRIGOIEN: Buff, es tan difícil... El otro día vinieron por aquí unas estudiantes checas con una cámara de televisión. Estaban haciendo un trabajo de fin de carrera, habían estado ya en otros sitios de Euskal Herria y sabían cuál es la situación política, pero esto no les entraba en la cabeza.

Ezekiel MARTÍN: Nos van a juzgar por defender unos derechos legítimos. En el Ayuntamiento no se cansan de decir que hay que respetar unos derechos básicos, y es cierto. Nosotros estamos de acuerdo en que hay un derecho a la vida, pero también hay otros derechos que aquí se incumplen. Con nuestro caso, por ejemplo, quieren eliminar la representación de la voluntad popular. Yo no me considero un político, sino una persona que trabaja por su pueblo y que quiere que se dejen de pisotear esos derechos. Y se me hace difícil entender qué grandes intereses políticos puede haber en este caso.

Empecemos por el principio. En aquel chupinazo que les correspondía lanzar, Berriozar acabó en boca de todos los medios del Estado. ¿Cómo lo llevaron?

F.I: Nos quedamos absolutamente sorprendidos. Recuerdo que había periodistas catalanes, de TV3, que se estaban peleando por hacer la primera entrevista después del chupinazo. Entonces yo me convertí en periodista por un momento y les pregunté a ellos: «Pero vamos a ver, ¿por qué estáis aquí? ¿qué esperáis que pase?». UPN logró crear una tensión mediática enorme.

¿También ciudadana? ¿Alguien les dijo algo por la calle en los días anteriores, por ejemplo?

E.M: ¡Todo lo contrario! Votantes de todos los partidos aceptaban con naturalidad que le tocase lanzar el cohete a ANV. De hecho, en el kiosko en el que se hizo el acto había gente de todos los partidos, de los grupos culturales... y todo el mundo vio normal que tocáramos el txistu, que se dieran unas flores a los familiares... Lo único extraordinario para todos fue el despliegue mediático.

F.I: Nosotros sí temíamos por la presencia policial y lo que pudiera ocurrir. Precisamente por eso hicimos una apuesta por que la representación en el kiosko fuera lo más plural posible.

Pasa aquel día y llega el informe policial en su contra. ¿A qué lo atribuyen: es una pataleta o venganza por no haberles sacado del chupinazo, o hay otro objetivo más de fondo? Porque también se ha dicho que quizás busquen cambiar la composición del Ayuntamiento...

F.I: Las dos cosas. En realidad, la campaña contra nosotros se inicia desde el primer momento de la legislatura, porque hay un concejal concreto [Sergio Sayas, de UPN] que no acepta que la izquierda abertzale tenga una representación y que eso suponga, a su vez, que se quede sin la Alcaldía. Y cuando llega el famoso chupinazo, se aferra a esa excusa para lograrlo. Hay un detalle curioso: cuando pasa el cohete, ese concejal se marcha, porque no es de Berriozar y no pasa aquí las fiestas, e intenta montar una rueda de prensa en Tudela ¡para hablar de Berriozar! Hasta ``Diario de Navarra'' se lo criticó. Estaba claro que la campaña mediática le había salido `rana', y entonces deciden seguir con ella y utilizan otro medio: la Policía Foral.

Cuando la ofensiva se convirtió en judicial, cabía esperar una oposición firme del Ayuntamiento. ¿Les ha decepcionado?

E.M: Totalmente. Sobre todo porque se ha ido viendo que no hay base alguna en lo que nos imputan. Los hechos están muy claros y hay personas que no han tenido coherencia política. Nos quedamos solos con nuestra moción ante el resto del grupo. No pedíamos compañerismo, sino algo más básico: una mínima coherencia personal y política. Pero está claro que han imperado otros intereses, quizás buscando unos réditos electorales a futuro.

¿Y en la calle?

F.I: Ésa es la parte positiva. Ha sido una auténtica gozada ver el nivel de apoyo. Hemos recogido 500 firmas con un texto que no era sólo de posición personal, sino de compromiso con los derechos civiles y políticos. Si sólo fuera por su adscripción política, muchos no hubieran firmado, pero la gente ve que hay un desfase total entre los hechos reales y lo que se nos imputa. Está claro que del Ayuntamiento esperábamos otra oposición mayor a este juicio. A Nafarroa Bai le gusta mucho hablar del bien de Berriozar, pero aquí no lo han demostrado.

Técnicamente, ¿cómo repercutiría su inhabilitación en el devenir del Ayuntamiento?

F.I: Si hay condena, inmediatamente presentaríamos un recurso, por lo que la sentencia no sería firme y parece difícil que el caso se resuelva antes de que acabe la legislatura. Pero para empezar, con o sin inhabilitación, esto ya nos va a dificultar ser candidatos en lo sucesivo. Y si la sentencia llega a ser firme en esta legislatura, la repercusión será total, porque en la actualidad hay casi siempre un empate entre bloques, que se suele resolver con el voto de IU. Para lo que no tendría efectos es para cambiar la Alcaldía [la ostenta Xabier Lasa, de Nafarroa Bai], porque para ganar una moción de censura hace falta tener siete votos sobre trece, y hasta ahí no llegarían.

E.M: Lo que sí está en juego es el trabajo diario en el Ayuntamiento. Por ejemplo, los servicios públicos, que han tenido un impulso en estos años pese al otro bloque, el retrógrado, que está en contra.

Resumiendo, ¿con qué cuerpo va uno a Madrid a un juicio de este tipo? ¿Molesto, cabreado, con miedo...?

E.M: En mi caso, con el ánimo de saber que no he cometido ningún delito. Sabemos que existe un riesgo de que nos condenen, pero será una condena injusta, igual que la que han sufrido ya muchas personas en este país. Y todo esto nos reafirma en que hay que seguir peleando, no queda otra.

Izaskun CEBRIÁN: Yo lo estoy viviendo con mucha rabia, porque lo único que estábamos pidiendo, lo único, es que se respeten unos derechos. En este caso, como familiar de preso que soy, que los traigan a las cárceles más cercanas. Te presentas a unas listas para trabajar por tu pueblo y por eso tienes que pasar por la Audiencia Nacional, es algo que no puedo entender. Pero no nos quitan las ganas de seguir ¿eh?

F.I: Cuando uno se presenta a las elecciones por la izquierda abertzale, ya sabe que no le espera un camino de rosas. Yo no espero nada bueno del juicio. Luego está el tema del trabajo: la inhabilitación absoluta [el fiscal pide diez años] nos afectaría a ese nivel. La Audiencia Nacional ya ha demostrado muchas veces que funciona por impulso político contra la disidencia vasca. Yo siento que voy a un tribunal enemigo.

¿Qué piden a la ciudadanía?

F.I: Creemos que cualquier persona que tenga interés por los derechos civiles y políticos tiene que estar atenta a este juicio. Puede ser una vuelta de tuerca bastante grave.

 
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