Arkaitz Agirregabiria, que ha perdido catorce kilos debido a la huelga de hambre que emprendió el pasado 8 de junio, pudo sentir el calor de los suyos mediante la marcha organizada desde el barrio bilbaino de Santutxu hasta el penal de Bourg-en-Bresse, donde mantienen al joven vizcaino encarcelado y aislado.

El mismo sábado, Agirregabiria mantuvo una visita con sus padres, a los que informó de su pérdida de peso. El transcurso de la huelga de hambre está haciendo mella en su salud, ya que confirmaron que Agirregabiria se encuentra «débil»; pero como alertara el miércoles el movimiento pro amnistía, pese a ello «su intención es mantener la protesta hasta acabar con la situación de aislamiento».

Alrededor de cuarenta vecinos de Santutxu partieron en autobús la noche del viernes con el fin de hacer llegar la solidaridad a Agirregabiria y exigir a las autoridades francesas competentes el fin de la situación de aislamiento en la que le mantienen.

Tras recorrer los más de 900 kilómetros que separan la capital vizcaina de esta prisión estrenada en febrero y ubicada a unos 80 kilómetros al norte de Lyon, los santutxuarras descendieron del autobús para hacerle llegar al preso su apoyo mediante gritos, cohetes y al son de la txalaparta y el txistu.

En el transcurso de la concentración ante el penal, que duró dos horas, intentaron entablar una comunicación con el director, a lo que éste se negó de manera rotunda.

Al no ser recibidos, los santutxuarras optaron por llevar la protesta al pueblo limítrofe, donde repartieron panfletos informativos entre los vecinos, siempre ante la atenta mirada de los gendarmes.

Los marchistas denunciaron que, al iniciar el camino a Lyon, el autobús fue retenido durante una hora en Durango. Según relataron a GARA, la Policía española registró minuciosamente todo el autobús y se incautó de varios CD.

Además de esta larga marcha, los vecinos de Santutxu han enviado más de trescientas cartas de denuncia al director de la cárcel, así como al juez que instruye su caso. En las misivas les solicitan que no mantengan al joven bilbaino «tan lejos de su hogar y en un aislamiento tan férreo». También los presos de Fresnes se han sumado a este envío de cartas.

El preso político bilbaino fue detenido en Baiona el 20 de mayo junto a Maite Aranalde y Mikel Karrera. Tras cuatro días de incomunicación, fueron encarcelados en las cárceles parisinas de Fleury y Fresnes. Días más tarde, los tres fueron trasladados y aislados en cárceles de reciente construcción.

De la misma manera que Agirregabiria, Aranalde y Karrera también han renunciado a ingerir alimentos en denuncia a la situación de aislamiento a la que son sometidos. Karrera emprendió la huelga de hambre el pasado lunes y Aranalde, el jueves.

Según los datos que maneja el movimiento pro amnistía, en la actualidad quince presos políticos vascos se encuentran en aislamiento en las prisiones del Estado francés. Por ello, denunció que el Gobierno de Nicolas Sarkozy ha realizado una apuesta clara por incrementar el aislamiento.