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Ibiliz ibili | Jesús Alquézar

El hayedo encantado en la Sierra de Urbasa

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Esta curiosa excursión apropiada para todo tipo de aficionados a la naturaleza es un capricho que merece el viaje. Hay que completarla con ilusión, porque va a proporcionamos conocer uno de los escenarios, hasta hace poco secreto, mas hechizante de la orografía vasca.

La cima del puerto de Urbasa, procediendo de Altsasu, y junto al centro de interpretación, (pequeño aparcamiento habiendo otro cercano más amplio si estuviera completo) es el punto de inicio de esta inimaginable propuesta.

Iniciará el excursionista la marcha siguiendo el camino balizado con los colores verdi- blancos, que es conocido como »Itinerario de los montañeros». El ancho camino confluye con un sendero adaptado y cuando termina éste se toma el marcado que guía entre el espectacular hayedo, con ejemplares rectos con alturas superiores a los 20 m y de 35 a 40 cm de diámetro. A través de unos rasos y la llanura de la vaguada se superará una majada pastoril «saroia», unas vías que recuerdan las vagonetas que existieron y que extraían traviesas de madera que se utilizaban para construir la vía del ferrocarril, y una carbonera con su txabola refugio mantenidas a modo de exposición y memoria histórica. El cómodo y marcado camino no ofrece duda alguna y comienza a ganar altura. Tras varias curvas tras el cercado del hayedo, aparece de súbito, a la izda. un caos de rocas que asemejan nacer de la tierra como si hongos se trataran. Es el hayedo encantado. No está indicado, por lo tanto es un juego para el aficionado descubrirlo.

El hayedo encantado

Dos «atakas» por donde debe penetrar el mendizale, separadas por unos 200 mts son la entrada a este escenario mágico y la referencia mas puntual es una peña que se asemeja a un submarino y contigua al camino-pista. Y ahora el excursionista saltará la alambrada y deberá destinar una hora para deambular de izda a dcha, sin itinerario fijo y ascendiendo, para descubrir y explorar este singular espacio de grandes moles calizas del paleoceno, mutantes según desde el ángulo que se observen, que no es muy grande 1/2 km de ancho, (N/S) y 1 km de largo (E/W) aprox. y por lo tanto no hay miedo a desorientarse. Es un rincón exuberante, producto de la erosión de millones de años. Las rocas se han desmoronado de la parte superior, rebosantes de musgos y hiedras para desarrollar nuestra fantasía. Estrechos pasos, simas sin peligro, desfiladeros, cuevas y ventanas irán apareciendo al paso tranquilo de los aficionados que se asombrarán ante tanta belleza natural reunida. Los pedruscos ofrecen diferentes formas siempre rodeados de arboles y en el laberinto se observan figuras de piedra apoyadas en troncos rotos que algunos ya las han nominado como la gardula, el gigante y el enano, el lagarto, el puño cerrado, los dinosaurios, la bola esférica, el oso panda o el pie cortado, entre numerosas otras formas fantasmagóricas, que el excursionista dará estampa con su imaginación.

Poco a poco, en la subida, las rocas dan paso al bosque limpio y el excursionista se topa con el camino pista en su tramo final que seguirá hasta el cordal cimero de Urbasa en su vertiente N sobre el valle de la barranca, que ofrece un dilatado paisaje destacando en el horizonte, San Donato, Aralar, Aitzgorri, las poblaciones del valle... Ahora el mendizale seguirá las marcas blanquiamarillas de una PR, en dirección W, a la izda. Un perfecto y estrecho sendero conducirá al excursionista, sin desnivel, en soberbio paseo, bajo los riscos cimeros de Tontorraundi, (Arzanbaratza) hasta la cima Bargamendi (Labargain), coronada por una gran cruz. Después, en el portillo de descenso a Altsasu, derivará a la izda, siempre con la referencia de la citadas balizas, para en rápido y precioso descenso, siempre bajo la exuberante mancha verde del bosque, llegar hasta los rasos en las cercanías del centro de interpretación. Se ha cerrado el circuito de un desconocido y secreto paseo.

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