Mundial 2010 En las semifinales habrá dos campeones mundiales y otros dos eternos candidatos
El resurgir europeo provoca la debacle sudamericana
Brasil y Argentina sucumbieron en el momento en el que tuvieron enfrente a un rival con ciertas garantías.
Natxo MATXIN
Como fruta madura. Así han ido cayendo las selecciones sudamericanas, con la honrosa singularidad de una Uruguay que también estuvo en un tris de decir adiós al Mundial de Sudáfrica. Europa ha impuesto su ley en el momento crucial del campeonato, aunque sus representantes no sean los habituales, si exceptuamos a Alemania.
La tradición nunca rota de que ningún conjunto del viejo continente ha conseguido imponerse en un torneo mundialista organizado fuera de él, junto al paso firme de Brasil y Argentina, daba credibilidad a una posible final entre ambas escuadras. Sin embargo, con la llegada de la hora de la verdad, los equipos de Dunga y Maradona han demostrado que eran gigantes con pies de barro.
Los cariocas, sin alma y sin brillo, encorsetados por un técnico que ha querido aplicar exclusivamente la idea futbolística de su particular posición cuando era jugador, algo que no se puede trasladar a todo un once, en el que sus figuras -fuera de forma algunas de ellas- quedaban lastradas por una concepción que no encaja con el tradicional jogo bonito.
Los albicelestes, más un ramillete de buenos jugadores que un bloque, con la tendencia a desmembrarse en dos partes, y liderados por una leyenda futbolística que despreció a sus verdugos, en unas declaraciones instantes antes de comenzar a ser goleados. El Pelusa ya no es tan dios en su país.
En esas circunstancias, Holanda y Alemania dieron buena cuenta de ellos y ahora, con el permiso de España, son las máximas favoritas a disputarse el título en una final que recordaría a la de 1974. Orange y teutones, ofreciendo la mejor propuesta futbolística del torneo, tienen el valor añadido de haber dejado en la cuneta a oponentes de renombre, especialmente los segundos, que también mandaron a casa a los ingleses, aspecto éste que todavía les falta por cumplir a los españoles, que lo harán midiéndose precisamente a los germanos.
Die Mannschaft posee, además, la ventaja de estar curtida en estas lides, frente a los eternos candidatos que son siempre holandeses y españoles, sólo poseedores de títulos a nivel continental. No en vano, los ahora dirigidos por Joachim Löw tienen en sus vitrinas tres Copas del Mundo y suelen ganarlas cada 15-20 años. Casualmente, ya les toca, pues su último triunfo data del Mundial disputado en 1990 en Italia.
Convidado de piedra ante tanto europeo, las enormes dificultades que tuvo para superar al único representante africano en los cuartos, Ghana, han mermado las posibilidades de una Uruguay de reverdecer viejos laureles. Sin embargo, se haría mal en subestimar a un conjunto que si por algo destaca es por su enorme orgullo y la predisposición a sudar la camiseta.
El encuentro que medirá a alemanes y españoles será una reedición de la última final de la Eurocopa y una oportunidad de revancha para los primeros, que cayeron en dicho partido por el solitario gol de Fernando Torres. El envite tendrá como aliciente añadido la particular batalla por el pichichi, en la que se encuentran enfrascados David Villa y Miroslav Klose.
Como no podía ser de otra manera, una vez conocido el cruce, los piropos se dispararon desde las concentraciones de ambos combinados. Para los de Del Bosque, el cuadro teutón es «el mejor del Mundial», con mejoras respecto a 2008, «porque tienen más calidad y siguen igual de fuertes en el físico», mientras que del lado alemán se considera a España un rival «más fuerte que Inglaterra y Argentina», sus anteriores víctimas.
En la otra parte del cuadro, Uruguay deberá resolver sus problemas más recientes cada vez que se ha medido a un equipo del viejo continente. Una nefasta estadística atestigua que los charrúa llevan nada menos que veinte encuentros mundialistas sin conseguir doblegar a una escuadra europea.
Mal síntoma, sobre todo si se van a encontrar enfrente a un combinado en racha, como es el holandés, que además va a recuperar para el trascendental choque a una de sus piezas estratégicas, el delantero Robin van Persie. N.M.
Sólo Uruguay, y no con pocos problemas, ha aguantado el tipo de una representación sudamericana que se las prometía muy felices en cuartos, pero que ha salido seriamente escaldada.