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Víspera del chupinazo en Iruñea

Sanfermines inéditos de pancartas negras, calor tórrido y dinero escaso

La cuenta atrás, los 356 días de «ya falta menos», toca a su fin en Iruñea. Hoy es día de nervios, de prisas, de aglomeraciones, de atar citas, de preparar el atuendo y, sobre todo, de ilusionarse con 204 horas de fiesta inminente y sin tregua. Se aproximan unos Sanfermines con elementos inéditos como la protesta de las peñas o el cohete de los gigantes y cabezudos, marcados también por la crisis y la sombra de la muerte del joven Daniel Jimeno en los encierros de 2009.

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Ramón SOLA | IRUÑEA

Hoy a mediodía el reloj que preside el Ayuntamiento de Iruñea empezará a dar sus dos últimas vueltas antes de que se oiga el chupinazo que transmuta la ciudad completamente. Las mayores fiestas de Euskal Herria y unas de las más sonoras del mundo entero llegan puntuales a su cita, con la misma expectación y gana de juerga de todos los años pero con unos cuantos toques novedosos que harán irrepetible esta edición.

Se puede adelantar ya que 2010 pasará a la historia como el año en que las dieciséis peñas de Iruñea cambiaron de color y de contenido sus pancartas para denunciar los ataques que sufren. La decisión de convertir las telas blancas en negras y llenarlas de lemas por la libertad de expresión y unas fiestas populares es la noticia por excelencia de las vísperas sanfermineras. Y ha puesto en un aprieto considerable a la alcaldesa de UPN, Yolanda Barcina, en el que será su duodécimo y último San Fermín en el cargo.

Después de tres legislaturas de política de mano dura contra las peñas y los colectivos populares en general, Barcina se ha encontrado con una protesta que le pone en evidencia no sólo ante la ciudadanía de Iruñea, sino ante decenas de miles de visitantes que no bailarán esta vez detrás de viñetas festivas, sino de denuncias perfectamente reconocibles, ya que están pintadas en inglés y francés, además de en euskara y castellano.

La gota que colmó el vaso de la paciencia de las peñas fue el impulso de UPN a un proceso judicial contra los dibujantes y presidentes de San Fermín y Armonía Txantreana, por incluir alusiones a presos políticos vascos en las pancartas de 2009. La decisión política de fondo, tomada en el marco de la carrera abierta el pasado año por el Gobierno de Lakua y que se tradujo en acoso a actos como chupinazos festivos en Nafarroa, se ha vuelto en contra del Ayuntamiento de Iruñea. Y más aún después de que hace sólo una semana la Audiencia Nacional archivara la acusación. Este desenlace no sólo no ha desactivado la protesta de las peñas, sino al contrario: las ha cargado de razones para reivindicar que eran víctimas de una agresión injusta.

Barcina ha acusado el golpe de las pancartas negras, como demuestra el énfasis que ha puesto estos últimos días en argumentar que el Ayuntamiento no ha atacado a las peñas y que sus informes ante la Audiencia Nacional deben entenderse como algo normal. Junto a ello, ha repetido el eslogan de que la mayoría de la ciudadanía quiere unos Sanfermines «en blanco y rojo, no en negro». La denuncia de las peñas, sin embargo, no supone ningún boicot a las fiestas, sino sólo una respuesta al Ayuntamiento; su aportación a la juerga, que sigue siendo fundamental, se mantendrá intacta.

Oficial versus popular

La iniciativa de las peñas deparará además otra imagen inédita el día 11: los tendidos de sol vacíos durante la corrida del domingo, con los Miuras en el ruedo y las televisiones muy pendientes. Los peñistas se marcha- rán a merendar a Carlos III y llenarán luego de música Alde Zaharra, como hacen cada tarde, hasta desembocar en el Plaza del Ayuntamiento. Esa tarde, por cierto, la selección española podría jugar la final del Mundial de Sudáfrica, un evento que sin duda querrá promocionar el Consistorio de Iruñea.

El conflicto concreto de este año entre Barcina y las peñas hunde sus raíces en otro más general: el paulatino intento del Ayuntamiento de recortar espacios y protagonismo a las expresiones populares de la fiesta para imponer un programa oficial en muchos casos claramente ajeno y con un sesgo ideológico muy definido. El principal botón de muestra de este año es que el Consistorio ha decidido contratar para el principal concierto de este año -sábado noche, Plaza del Castillo- a Los del Río. Para los más despistados, se trata del dúo sevillano que popularizó ``Macarena'' hace unos años. El énfasis puesto en este tipo de actuaciones -Manolo Escobar el pasado año, Bertín Osborne éste...- empieza a ser cuestionado hasta en los medios afines a UPN.

Las iniciativas populares van por otros derroteros, y permiten completar un programa oficial que cojea por todos los lados. La plataforma Gora Iruñea! anuncia de nuevo múltiples actividades de calle, el programa de San Fermin Euskalduna palía el desprecio evidente a esta lengua por parte del Ayuntamiento, y los conciertos de Herriko Taberna y Arrano Elkartea abren el abanico a ofertas proscritas habitualmente.

Del chupinazo al encierro

Por lo demás, el programa oficial sigue sin ofrecer sorpresa alguna, y más aún después del recorte del 20% ejecutado el año pasado por la crisis. En 2010 se ha optado por la congelación. Asciende a 2,8 millones de euros, lo que lo sitúa por debajo del de la Aste Nagusia de Bilbo, aunque triplica los de la Semana Grande donostiarra y las fiestas de la Virgen Blanca.

El protagonista del cohete es la otra gran noticia de las fiestas que están a punto de arrancar. En su 150 aniversario, la Comparsa de Gigantes y Cabezudos asumirá este honor -mañana se verá cómo se materializa-. La decisión ha sido saludada de modo general por la ciudadanía y ha recabado unanimidad en el Pleno del Ayuntamiento, pero sin olvidar que en ella subyace otra muestra del sectarismo con que gestiona las fiestas el equipo de gobierno. Voces muy diferentes ya han coincidido en que Barcina nunca se hubiera acordado de la Comparsa si no fuera porque esta vez el chupinazo le correspondía a la izquierda abertzale según el reparto habitual por turnos entre los grupos municipales, de mayor a menor.

Pasado el siempre espectacular cohete, todas las miradas se centrarán ya en los encierros, que este año llegan marcados por la huella de la trágica muerte del madrileño Daniel Jimeno el 10 de julio del pasado año, por una cornada en el cuello en la entrada al callejón. El interminable debate sobre cómo mejorar la seguridad en la carrera se ha saldado de nuevo con tantas ideas como pocas decisiones. Descartadas medidas tan rocambolescas como la imposición de cupos, la expedición de un «carnet de corredor» o el cambio de la hora del encierro, sólo parece haber cierta unanimidad en una idea: urge evitar el creciente afán de protagonismo de algunos corredores, plasmado en la exhibición de prendas llamativas e incluso de marcas de patrocinadores para que sean reproducidas por las televisiones. De momento, sólo se ha concretado en una campaña publicitaria municipal para pedir que se corra con la tradicional vestimenta blanca, lo que potencia el anonimato.

Bares y botellón

Estos son los parámetros en que se moverán los actos generales, pero una fiesta tan popular como los Sanfermines el resultado global depende mucho de la implicación de cada persona. Por eso, será importante ver cómo repercute la crisis económica en esta edición, tras unos meses en que gran parte de la ciudadanía ha sufrido el impacto directo, ya sea a través del paro, del recorte de salarios, de la subida del IVA hace apenas unos días... Una encuesta general entre hosteleros de Alde Zaharra deja como resultado que las expectativas siguen altas, después de que los temores iniciales del año pasado no se confirmaran y el consumo siguiera en las cotas habituales de los últimos años. La asistencia, por contra, ha descendido claramente respecto a los años 80 ó 90.

El botellón y las bajeras de cuadrillas son dos alternativas claramente al alza, que se materializan en la proliferación de establecimientos de todo tipo que se han reconvertido en tiendas de comida y bebida para estos ocho días y medio. Algunos ya anuncian que abrirán las 24 horas hasta el día 14.

Avituallarse no será sólo un vicio, sino también una necesidad, y es que se preven temperaturas de más de 35 grados en Iruñea para mañana y el miércoles, dos días en que la ciudad estará absolutamente repleta. A partir del jueves seguirá el calor, aunque algo menos, hasta el fin de semana. Quienes prefieran disfrutar los Sanfermines con menos sudores y más tranquilidad, su momento será entre el lunes 12 y el miércoles 14. Este año el calendario determina que las fiestas irán de más a menos.

DE MÁS A MENOS

Mañana y el miércoles serán aptos sólo para valientes. Se esperan más de 35 grados y una auténtica invasión de visitantes, que cada año se marchan antes. El 8 y el 9 serán más tranquilos y templados. El 10 y el 11, de nuevo a tope. Y del 12 al 14, sin agobios.

Los atletas, de nuevo más rápidos que los morlacos en la Carrera del Encierro

Como cada domingo previo a los Sanfermines, entre Santo Domingo y la Plaza de Toros se corrió ayer la Carrera del Encierro. Los atletas volvieron a ser más rápidos que los toros en estos 850 metros. Los vencedores fueron Marcos Yaniz, que alcanzó la meta en apenas 2 minutos y 4 segundos, y Vanesa Pacha, que lo hizo en 2 minutos y 31 segundos. El récord de esta prueba, instituida en el año 1965 y promovida por la peña La Jarana, está en 1 minuto y 59 segundos.

Toro gigante de PETA contra las corridas y los encierros

Se trata de un acto reivindicativo, pero que va camino de convertirse en tradición, en atractivo mediático y en cita para los más curiosos. El colectivo PETA lideró ayer una nueva movilización de sus activistas contra los festejos taurinos que se incluyen en los Sanfermines por el maltrato a los animales que llevan consigo. Además de las corridas, critican los encierros por el mismo motivo. Y remarcan que se trata de la mayor movilización que celebran al año en todo el mundo por esta cuestión. En 2009 barajaron dejar de celebrar la protesta al entender que quizás conseguían el efecto contrario, es decir, dar más publicidad a los Sanfermines. Sin embargo, finalmente han decidido seguir con ella.

Como recogía ayer la agencia Efe, durante una hora alrededor de 90 personas han representado con sus cuerpos en el suelo de la plaza del Ayuntamiento la imagen de un toro ensangrentado. Tintados de negro la mayoría, para simular el cuerpo del animal, y de rojo los que simbolizaban las heridas que los astados sufren durante la lidia, los activistas de PETA, acompañados de los de AnimaNaturalis, denunciaron en los carteles que algunos portaban que Iruñea es durante los Sanfermines «sangre, tortura y muerte». Además, una gran pancarta pedía la abolición de la tauromaquia y, a sus lados, en otras dos se leía «Basta. No a las corridas de toros».

Aida Gascón fue la encargada este año de explicar el motivo de su acción. «Vamos a seguir protestando para que los turistas sean conscientes de que los encierros son una tortura para los toros», porque «sufren al correr» y porque «terminan en la plaza, donde les clavarán banderillas y espadas hasta que los manten» y esto «muchos turistas no lo saben porque les explican que (los toros) se divierten persiguiendo a la gente».

El mensaje no está dirigido sólo a los turistas, ya que, según comentó, también pretenden que la ciudadanía de Iruñea «piense en la manera de divertirse de otras formas», en «una fiesta ética». Como ejemplo, recordó que en la capital navarra ya se han hecho encierros sin toros, como el de la Villavesa. GARA-EFE

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