Unas advertencias
Primera advertencia: este artículo está escrito seis horas antes del acontecimiento televisivo que se vive en ciertos lugares de la península ibérica como una exaltación patriótica de un concepto que se desmorona. Por lo tanto no se busquen más concomitancias que las exigidas por la coyuntura espacio-temporal. Porque lo importante, informativamente hablando, deberían ser las dos manifestaciones acaecidas en Donostia y Barcelona en donde se constató de una manera fehaciente la incomodidad que muchos ciudadanos de Euskadi y Catalunya sienten al pertenecer por la fuerza a la corona española. Y lo que se desprende de ambas manifestaciones, con sus diferencias cuantificadas de participación producto de la lógica, es que el problema real es la inexistencia de libertad de decisión vinculante de los parlamentos autonómicos y los ciudadanos, que la vía estatutaria es un camino minado y lleno de trampas, y que la independencia no se trata de una utopía propiciada por un puñado de iluminados sino una solución que deberá lograrse por vías democráticas y lucha política, territorio en el que el equipo de la rojigualda partidista, enganchados a la sucesión de unidad de destino en lo universal, solamente ganan con ayudas arbitrales.
Segunda y última advertencia: hoy se producirán otras manifestaciones populares, pueden ser entierros gloriosos, procesiones de júbilo, carreras delante de los morlacos en esas madrugadas sanfermineras, aquella tópica serpiente multicolor, pero, de momento se ha conseguido un colapso informativo, una ocupación de todos los espacios emocionales a través de los medios de comunicación con un monotema de proyección extra futbolística. La retransmisión en directo por varias cadenas del acto incalificable del pronóstico dado por un cefalópodo, el pulpo Paul, obtuvo un cuarenta y nueve por ciento de la audiencia, cerca de dos millones de televidentes. El programa de emisión estatal en EE.UU. de mayor audiencia en castellano, hasta hoy, ha sido la retransmisión en directo del partido Argentina contra México. Hoy, con resaca o sin ella, la vida, eso que sucede mientras pensamos en cómo pagar menos al fisco, sigue.