La selección española completó ayer un espectacular doblete, Eurocopa y Mundial, tras superar a Holanda en una final tremendamente pareja, disputada y donde el buen fútbol brilló por su ausencia. La gran cita siguió la tónica del campeonato más mediocre de las últimas décadas. No obstante, los hispanos han logrado el éxito gracias a tres factores: la calidad de sus futbolistas, basar su estilo en lo conseguido hace dos años en Austria y Suiza amén de copiar el centro del campo del Barcelona de Guardiola y el sentido común de Del Bosque dando continuidad al trabajo de Aragonés.

El salmantino ha sabido respetar a los principales baluartes del triunfo en el Europeo, aunque Senna se ha quedado fuera y el peso de Fábregas y Silva ha sido pequeño, y ha sumado elementos de primerísimo nivel como Piqué o Sergio Busquets.

Uno de los grandes secretos del combinado español ha sido no perder la confianza y mantener un equilibrio interno lejos de disputas que han padecido otros equipos como Francia, Italia y la propia Holanda. Elemento crucial para que los de Del Bosque no se vinieran abajo tras la derrota frente a Suiza.

Una generación espléndida que une a varios de los mejores futbolistas del mundo, donde el Real Madrid -otrora buque insignia del combinado hispano- ha perdido casi todo su peso, el trabajo del entrenador es respetado por jugador, prensa y afición y que ha combinado momentos brillantes y la necesaria fortuna en los instantes clave.

Anoche, dos de los españoles brillaron por encima del resto: Andrés Iniesta e Iker Casillas. El primero fue el autor del tanto en los compases finales de la prórroga y es el más firme candidato a ganar el Balón de Oro. Por su parte, el guardameta salvó a su equipo con una extraordinaria intervención ante Robben en la segunda mitad.

Los holandeses disputaron un partido serio, fueron capaces de invertir la tendencia del encuentro y no rehusaron el choque en ningún momento. Van Bommel fue un baluarte en la medular, la zaga y el portero Stekelenburg completaron un partido muy serio, pero le falló el acierto de sus estrellas.

España comenzó intentando llevar la iniciativa pero los tulipanes supieron contrarrestar ese arranque y se mostraron muy sólidos en todo momento. Fue un partido de poder a poder, con muchos nervios, errores e intensidad. No cabía esperar otra cosa, la primera copa del mundo esperaba a ambos.

Los de Del Bosque entraron en la historia al poner un punto y seguido a la Euro que ganaron en Austria y Suiza hace dos años. Par de éxitos que han enterrado para siempre la fama de perdedora que merecidamente arrastraba la selección española.

Por su parte, la Oranje seguirá siendo un equipo que se ha quedado con la miel en los labios. En 1974, la autoconfianza enterró sus opciones ante la trituradora alemana; cuatro años más tarde un palo de Rensenbrink en el último minuto les privó de ser campeones en el infame Mundial de los milicos en Argentina, y ayer cayeron en una intensa prórroga.