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El fiscal mantiene «sin pruebas» la petición contra los zarauztarras

Aunque el agente de la Policía Municipal llamado a declarar por la propia Fiscalía no corroboró ante la Audiencia Nacional española la acusación lanzada por el testigo oculto contra los dos jóvenes zarauztarras, el Ministerio Público mantiene contra ambos su petición de 18 meses de cárcel y cinco años de destierro de Zarautz. La defensa de los jóvenes alerta de que no hay prueba alguna y destaca la «indefensión» en la que se encuentran los imputados.

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Oihana LLORENTE |

Pese a que la única «prueba» que sustenta la acusación es el relato del testigo oculto que declaró desde una sala contigua y con su voz distorsionada, la Fiscalía elevó ayer a definitiva su petición de 18 meses de cárcel y cinco años de destierro de Zarautz para los dos jóvenes que fueron acusados, en base a la declaración de este testigo, de gritar «Gora ETA» en la celebración del Gudari Eguna del pasado año.

Los letrados de los dos jóvenes recordaron en la vista celebrada ayer en la Audiencia Nacional española que el Derecho Penal tiene que basarse en pruebas, y alertaron de que en este caso «no las hay», por lo que solicitaron la libre absolución de sus clientes.

Al igual que hiciera la Ertzaintza cuando el caso estaba en manos del Juzgado de Azpeitia, un agente de la Policía Municipal llamado a declarar por la Fiscalía no pudo reconocer a los jóvenes como autores de los gritos de apoyo a ETA. Apuntó que, mientras regulaba el tráfico en la manifestación, oyó algunos gritos pero que no pudo identificar a los autores ya que estaba de espaldas.

La defensa alegó que la identidad del testigo fuera mantenida en el anonimato colocaba a los imputados en una situación de «indefensión». A juicio de los letrados, es «evidente» que hay una relación entre el denunciante y los acusados; «los denunció por propia iniciativa y los reconoció, así que es evidente que los conoce», detallaron.

Ante esta demanda y tras un receso en el juicio, el presidente del tribunal, Ángel Hurtado, optó por convertir al testigo anónimo en testigo oculto. De esta manera, facilitó su nombre a los abogados defensores mientras que se protegía la identidad del testigo en otra sala y se distorsionaba su voz. Fue él mismo quien solicitó este trato, alegando «haber sufrido amenazas con anterioridad».

Los dos jóvenes que declinaron responder a las preguntas del fiscal, negaron haber proferido los gritos que se les imputan y señalaron que acudieron por separado a la manifestación en la que supuestamente se lanzaron las consignas. Cuentan con fotografías y testigos que lo confirman.

No están solos

Los dos jóvenes, que la Audiencia Nacional pretende desterrar de Zarautz, han recibido en las últimas semanas el apoyo de representantes de sindicatos como ELA, LAB y CNT, de concejales de Aralar e izquierda abertzale, de miembros de EA, y de surfistas, periodistas y actores del municipio, así como de representantes de más de una quincena de grupos y organismos. El trance de ayer tampoco lo pasaron solos, un autobús en el que viajaban cerca de 45 vecinos se acercó hasta Madrid para hacerle ver a la Fiscalía que los quieren en el pueblo.

«excesiva»

La defensa considera que la petición fiscal y el delito de «humillación a las víctimas» es «excesiva y desproporcionada por falta de justificación» y alertaron de que para que se aplique debe haber una víctima a la que se humille.

Intervenciones policiales en Sopela y Santurtzi

Una dotación de la Ertzaintza, que apareció de improviso tras la concentración semanal en favor de los derechos de los presos políticos vascos en Sopela, retuvo e identificó a varias personas que participaban en ella, además de confiscar las fotografías de los represaliados sopelaztarras. Los vecinos mostraron su hastío porque ésta es al menos la quinta intervención policial de la Ertzaintza en concentraciones pro presos realizadas en los últimos meses.

Ocurrió el pasado lunes, cuando los asistentes se disponían a recoger el material empleado en la concentración. Según testigos presenciales, los ertzainas estaban apostados en la rotonda de acceso a Sopela, donde esperaron hasta el momento en que acabó la movilización. En ese instante, apareció la dotación de la Ertzaintza y los policías autonómicos que viajaban en ella saltaron del furgón reteniendo a varias personas que se retiraban del lugar. Después de identificar a varias personas, fotografiaron a las personas que se encontraban en las inmediaciones.

Ayer por su parte, la Ertzaintza se desplazó a Santurtzi, que celebra sus fiestas, donde retiró las fotografías de presos de las txosnas. De paso, identificó a ocho personas que estaban haciendo turno en tres txosnas diferentes y se llevó diversos paneles. GARA

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