El alpinista Alberto Zerain presentaba en la jornada de ayer su expedición al Everest a través del corredor Hornbein, en una aventura que comenzará el próximo mes de agosto e intentará culminar a finales de septiembre o primeros de octubre.

El alpinista gasteiztarra tratará de hollar la cima más alta del planeta a través de una ruta «poco habitual» y lo hará en solitario, sin oxígeno y con la única ayuda de dos compañeros más de expedición que le ofrecerán apoyo en momentos puntales y que grabarán el ascenso para realizar un documental.

Zerain resaltaba esta nueva expedición como un proyecto «diferente» a todos los que ha realizado hasta ahora por cuestiones tan «especiales» como afrontar la «soledad entre la montaña y el escalador», que lo pondrá a prueba para ver si es capaz de «resolver los problemas que puedan presentarse».

El corredor Hornbein tiene la particularidad de ser la vía «más corta y directa» para coronar los 8.848 metros de la montaña más alta de la tierra a través de un «acceso muy vertical» como son los mil metros que componen esta vía de acceso a la cumbre.

El experimentado alpinista va a enfrentarse al Everest en otoño, mientras hasta ahora todas sus ascensiones habían sido en primavera, y ese es otro factor que hace también diferente y especial esta aventura.

Hacerlo en otoño condicionará también la ruta a seguir por el riesgo de avalanchas por el que es conocido el corredor Hornbein.

Zerain, que cumplirá 49 años el 20 de agosto, subió al Everest en 1993, siendo el primer alpinista de Araba en lograrlo. En 1995 ascendió el Makalu, Lhotse en 2001, Gasherbrun I y II en 2006, K2 en 2008 y el Kangchenjunga el año pasado. Asimismo, ha escalado en los Andes en Perú y en la Patagonia: Fitz Roy, Poincenot, Aguja Guillomet y un intento al Cerro Torre. También escala seismiles en Bolivia y Ecuador.

La ruta más complicada

La ruta del Corredor Hornbein, es una de las vías más elegantes del Everest. Surca directamente los 3.000 metros de pared de la vertiente norte de la montaña, encajonándose en la parte final en el mencionado Hornbein. 3.000 metros de tiesa pendiente, de gran compromiso y dificultad, que solamente cuenta con siete ascensiones y únicamente una en puro estilo alpino -de las dos que ha vivido esta montaña, por cualquiera de sus 18 rutas-: la de 1986 por parte de Loretan y Troillet, en una expedición relámpago que lograron llevar a cabo, descenso incluido, en 40 horas, sin la ayuda de oxígeno, sherpas ni cuerdas fijas.

Una de las últimas cordadas en intentar llegar al techo del mundo por esta vía fue la austríaca Gerlinde Kaltenbrunner, que, junto con Ralf Dujmovits, debió tomar otra ruta -la conocida como ruta Odell, también por la vertiente Norte-para hollar la cima del Everest.

Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza también trataron de llegar a la cima del Everest por esta vía, pero tuvieron que desistir a 8.400 metros.