Dos policías murieron ayer en un atentado contra una central hidroeléctrica en el Cáucaso ruso cometido por asaltantes que hicieron estallar bombas, en un nuevo ataque que golpea esta región sacudida por la rebelión islamista.

El atentado tuvo lugar en Kabardino-Balkaria, una de las repúblicas musulmanas del Cáucaso ruso situada al oeste de Chechenia, Ingushetia y Daguestán, donde se ha registrado un incremento de la violencia en los últimos meses. «Alrededor de las 5.00 [2.00, en Euskal Herria], desconocidos, en número de tres a cinco, atacaron la central hidroeléctrica de Baksan», indicó una célula de crisis en un comunicado.

«Dos guardias pertenecientes a la Policía local murieron y les robaron sus pistolas», mientras que dos empleados de la central fueron golpeados y tuvieron que ser hospitalizados, añadieron las autoridades.

A continuación, «los asaltantes colocaron bombas en la sala de turbinas y reventaron dos turbinas, lo que provocó un incendio en tres pisos», añade el comunicado. La central detuvo su actividad a pesar de que el incendio fue extinguido poco después, declaró Oleg Grekov, portavoz de la rama regional del Ministerio de Situaciones de Emergencia a la emisora Eco de Moscú.

«Dos turbinas han resultado dañadas, la tercera está intacta, pero la central ha tenido que detener su actividad», precisó.

La principal hipótesis que manejan los investigadores es que se trata de un «atentado terrorista», anunció la compañía Rushydro, que gestiona la central, en un comunicado. Equipos de desactivación de minas e investigadores se desplegaron en el lugar de los hechos.