Raimundo Fitero
Bandera de conveniencia
La noticia se lanza como una reivindicación extraña: después de veintiocho años, un atleta blanco ha ganado la medalla de oro en los cien metros lisos en unos campeonatos europeos de atletismo. Blanco y francés. Y en la categoría en la que más éxitos han conseguido los atletas de origen africano, además de en las largas distancias pedestres, donde son legendarias sus hazañas, no solamente entre los varones, sino, ahora también, entre las mujeres como se demostró en los diez metros lisos a cargo de una etiope que corría con bandera turca.
Bandera de conveniencia era un concepto que se utilizaba, y se usa, para la navegación marítima, para que los barcos puedan moverse sin complicaciones por los caladeros. Las pruebas de un campeonato europeo de atletismo son una comprobación del flujo migratorio. Lo que sucede en muchas ocasiones es que no siempre esos corredores son nacidos o criados en los países con los que compiten sino que se trata de gestiones previas, de movimientos de mercado, y así vemos como bajo todos los pabellones corren atletas nacidos en otras partes, y no es extraño que sean fichajes, es decir compra de su capacidad atlética a cambio de un sueldo, un pasaporte y una estabilidad económica familiar.
El deporte ha sido siempre una representación de otros asuntos, de otros conflictos, de otras guerras. En la guerra fría se boicoteaban juegos olímpicos por asuntos estrictamente políticos. La supremacía de los países imperialistas ha sido siempre remarcada. Ahora se vive en una intensidad menor, pero los países ricos pueden comprar atletas específicos. Se comprende que estos individuos han conseguido su salvación, han jurado una constitución, se cubren, si ganan, con una bandera que les arropa. Las banderas ondean, pasean, se usan y utilizan. Para correr cien metros en menos de diez segundos se necesitan facultades, talento, entrenamiento y voluntad. Es un logro individual, aunque después se amortice la inversión estatal con una bandera. Televisivamente este europeo de atletismo es bueno, pero TVE no le da la importancia que se merece. Hasta que ondee la rojigualda, aunque sea de conveniencia.