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Ediciones limitadas

Iratxe FRESNEDA | Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

Cada vez que veo su foto impresa en una taza de café o en un monedero, recuerdo lo interesante y atractivo que me pareció el personaje de Holly Golightly en «Desayuno en Tiffanys» de Truman Capote. Una chica en la gran ciudad, perdida y sedienta por encontrar un amante definitivo que le alejase de sus orígenes vulgares. Su gato, su vestidito negro de Givenchy, su nevera vacía, su historia triste vestida de glamour. La película de Billy Wilder. Y tras la imagen, tras el personaje, estaba Audrey Kathleen Ruston (más tarde, Edda van Heemstra Hepburn-Ruston) más conocida como Audrey Hepburn, y ella jamás fue una mujer vulgar, ni siquiera una actriz común y corriente.

Su aspecto frágil y delicado, elegante y sofisticado hace de ella un modelo imposible para las mortales comunes. Su apariencia de quinceañera eterna mostraba al mundo un estereotipo inalcanzable, cruel y fascinante. Aun así, su imagen sigue generando dividendos como icono de la elegancia y la sofisticación. Ella fue una especie de edición limitada que lanzó al mercado Hollywood, como el libro que recientemente ha editado la prestigiosa editorial Taschen: «Audrey Hepburn. Photographs 1953-1966». Una edición de coleccionista limitada a 1.000 ejemplares, numerados y firmados por Bob Willoughby al módico precio de 350 euros. Willoughby, fotógrafo de estrellas como Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor o Jane Fonda, capturó para la eternidad a todas ellas, en sus mejores momentos, con sus mejores poses. Entre todas, destacó Audrey Hepburn. En 1953, Willoughby fue al encuentro de una aspirante a estrella que acababa de llegar a Hollywod y lo que comenzó como un encargo rutinario para un retratista (acostumbrado a los foto-reportajes cinematográficos) acabó en una relación profesional que se prolongaría durante muchos años. Mientras la carrera de la Hepburn se disparaba a partir de su oscarizado debut norteamericano con «Vacaciones en Roma», Willoughby se fue convirtiendo en un amigo de confianza, retratando su vida profesional y privada. El libro recoge fotografías históricas en las que ningún detalle deja de ser estudiado, estampas que muestran algunas de las facetas más conocidas de la Hepburn. La serie persigue su ascenso profesional hasta su cumbre como Eliza Doolittle en«My Fair Lady» en 1963 y en las fotografías de Willoughby vemos a la actriz de origen belga en el plató, preparándose para una escena o interactuando con actores y directores para regresar después a su vida privada. Esa en la que por momentos olvidaba su faceta de estrella, de edición limitada.

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