Los peligros de la ingeniería genética y de la paternidad irresponsable
«Splice: Experimento mortal»
Con «Splice», Vincenzo Natali cierra una etapa en la que había partido de ideas propias, para trabajar en el futuro sobre creaciones fantásticas de otras autores. La explicación puede estar en sus infructuosos intentos por repetir el éxito de «Cube», el título que dio a conocer internacionalmente al prometedor realizador canadiense. En su última película se adentra en los peligros que entraña la creación de vida en el laboratorio por parte de jóvenes científicos.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
«Splice» es un viejo proyecto de Vincenzo Natali, que lleva en mente desde la época en que debutó con «Cube». Si le ha costado ponerlo en marcha es debido a su complejidad, pues se trata de una obra de ciencia-ficción que cuenta con una criatura fantástica diseñada como un hibrido entre animal y humano. Aunque Natali empezó dibujando story-boards, ha buscado ayuda en un artiststa neoyorquino llamado Dan Ouellette para dar con la forma definitiva de su monstruo. Los 26 millones de dólares de presupuesto se quedaban cortos para desarrollar a Dren en todas sus posibilidades, así que debieron centrarse en las expresiones de su rostro humanoide, interpretadas en la fase adulta por la actriz Delphine Cháneac. No se busca tanto el protagonismo de su cuerpo y el efecto terrorífico de las partes animales, y de ahí que la narración gire alrededor de la relación entre el nuevo ser de laboratorio y sus creadores, en lo que algunos comentaristas han dado en llamar ciencia-ficción intimista.
Natali no duda en presentar a la pareja de jóvenes científicos encarnada por Adrien Brody y Sarah Polley como a unos padres inexpertos deseosos de concebir una forma de vida desconocida para explorar en el gran misterio de la creación. De ese vínculo paternofilial entre los investigadores y Dren saldrá la inevitable cadena de complejos edípicos y freudianos, incluyendo un acercamiento incestuoso entre padre e hija.
Todo el mundo reconoce lo interesante del planteamiento propuesto por Natali, pero se le ha achacado no ser capaz de llevar sus tesis hasta sus últimas consecuencias, traicionando el espíritu interiorista de la película en su última parte, donde se deja llevar por el efectismo de una monster movie y cae en las trampas genéricas.
Dirección: Vincenzo Natali.
Intérpretes: Adrien Brody, Sarah Polley, Delphine Chanéac, Stephanie Baird.
Fotografía: Tetsuo Nagata.
Música: Cyrille Aufort.
País: Canadá, 2009.
Duración: 104 minutos.
Género: Ciencia-ficción/Terror.
A finales de los 90 Vincenzo Natali se vió encumbrado por su ópera prima «Cube», premiada en Sitges, Toronto y Oporto. En ella supo crear un universo original y propio, para el que no ha hallado continuidad en la siguiente década. En «Cypher» trató el espionaje industrial sin el mismo éxito. En «Nothing» quiso ilustrar el vacío, pero no alcanzó distribución. El canadiense cayó en la inactividad, alterada por la realización de un segmento para el film colectivo «Paris, je t'aime». Ahora opta por materiales ajenos. Adaptará a J.G. Ballard en «High Rise» y a William Gibson en «Neuromancer». Mikel INSAUSTI