Tenía ya completamente olvidada esta película canadiense que se presentó hace dos años en el Donostia Zinemaldia, y que los distribuidores han debido considerar ahora adecuada para la cartelera veraniega por su ambientación tipicamente estival y en clave nostálgica.

Es fiel a dicho subgénero en su ilustración de un verano concreto, el de 1966, evocado a través de los recuerdos de su adolescencia. A una quinceañera le toca vivir la separación de sus padres, o más exactamente el abandono del hogar por parte de la madre, tal como sugiere el título. Mientras tanto, los hermanos pequeños se refugian en sus juegos y obsesiones propias de la edad, por lo que es ella quien debe asumir la pérdida de manera consciente.

La realizadora Léa Pool en ningún momento trata de ser original, retratando unos ambientes tantas veces descritos con delicadeza intimista y buen gusto para la puesta en escena. A la hora de escoger las canciones asociadas a la década de los 60 se decanta como tema recurrente por el «So Happy Together» de los Turtles. Sin embargo, llama más la atención la versión francófona del siempre sugerente para regresiones a la infancia «Bang bang», a cargo de Claire Lepage.