Caja Laboral cerró el primer semestre con un beneficio neto de 35,1 millones, frente a los 60,4 millones que registró en el mismo período de hace un año, lo que supone un descenso del 41,8%. La cooperativa de crédito considera que estos resultados se ajustan a las previsiones del plan de gestión, según indicó ayer en un comunicado.

La entidad sostiene que el entorno económico es especialmente complicado y marcado por unas menores necesidades de inversión de las familias y empresas, «con unos tipos de interés en mínimos históricos y niveles de morosidad creciente». Según informó, la morosidad llegó al 2,9% frente al 2,68% del primer semestre del año pasado. El crédito total a los clientes se elevó hasta junio a los 16.347,1 millones, prácticamente similar al año pasado, en el que llegó a los 16.494,4 millones.

Los préstamos hipotecarios aumentaron a un ritmo del 1% «en un entorno marcado por el fuerte descenso de la demanda», según explicó Caja Laboral en la nota informativa. Los préstamos concedidos a las empresas se mantuvieron, ya que tan sólo aumentaron en un 0,4%, a pesar de que, repitiendo la experiencia de 2009, se habilitó la Línea Caja Laboral Liquidez por importe de 300 millones.

Respecto al volumen de negocio, explicó que «a pesar de la guerra de pasivo desatada en el mercado, ha habido un buen comportamiento en la captación de recursos, con incrementos de los depósitos de clientes del 3,6%». El volumen de negocio gestionado se eleva a 34.848 millones, un 1,4% más que el año anterior. Este «buen comportamiento» se ha producido «gracias a la cuenta Max, que combina rentabilidad, disponibilidad y ausencia de comisiones, ya que supera ya los 225.000 clientes en dos años».