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Quincena musical

El Festival adapta su esmoquín a la crisis

La Quincena Musical donostiarra no se tambalea, a pesar de los recortes económicos de las instituciones, que sí han provocado la búsqueda de nuevas fórmulas para lograr una mayor rentabilidad. A diferencia del pasado año, en esta edición que arrancará el próximo 7 de agosto con Rusia como hilo conductor, el auditorio del Kursaal no acogerá grandes producciones.

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Oihane LARRETXEA | DONOSTIA

E n época de vacas flacas la Quincena Musical donostiarra se mantiene firme en su cita anual, que próximamente, el 7 de agosto, alcanzará su edición número 71. Es precisamente en estos tiempos «cuando hay que echarle más imaginación», según explicó ayer su director, Patrick Alfaya, en un encuentro con lo medios de comunicación previo a la cita donostiarra. Además de creatividad, la recesión ha hecho que los festivales busquen trabajar conjuntamente, pero que eso también es enriquecedor. «El problema» de la Quincena, según él, son las fechas, un arma de doble filo: «Desde el punto de vista turístico es positivo pero, por otro lado, queda un poco aislado porque no hay otros festivales paralelos y es complejo». En ese sentido, agregó que una producción que se hace en marzo, la mayoría no gira en agosto. Por eso, actualmente se negocia con los músicos y directores un contrato de paquetes seguidos. «Intentamos buscar un período para poder mover ese título por diferentes sitios. Creo que trabajaremos con El Escorial, con un gran teatro de ópera, que fue un proyecto de la Comunidad de Madrid. Ahora están intentando darle vida con la gente que veranea allí o que se acerca a la sierra y una de las ideas es coproducir con ellos». Asimismo, adelantó que también estudian trabajar con el Festival de Perelada, en Girona. «Así estamos, ajustando costes».

Alfaya definió la situación como «inestable» porque, por un lado, se han llevado «una grata sorpresa» con los patrocinadores, ya que ninguno de ellos se ha dado de baja, y ni siquiera ninguno ha reducido la inversión. El tijeretazo lo han dado todas las instituciones públicas, «incluida el Ministerio de Cultura»: «El suyo ha sido un recorte potente y Madrid va a seguir `dándonos', a nosotros y al resto. En los próximos años va ha haber un recorte muy fuerte».

Otra de las soluciones para reducir gastos «si nos entrara el sentido común», según el director, sería la reducción de los cachés, «porque esto ha sido un disparate. Aquí el mercado no funciona como debería. Si lo pensamos bien, todo esto tiene un gran respaldo económico a base de dinero público, y se han estado pagando auténticas barbaridades. Y no lo digo por la Quincena, porque José Antonio Echenique (el anterior director) en ese aspecto lo ha hecho muy bien». El Gran Teatro Liceo de Barcelona y el Teatro Real de Madrid «son los que marcan la tendencia», ya que ellos son los que tienen grandes presupuestos y «han metido un palo de cuidado». «En definitiva -prosiguió-, tendríamos que repensar todo este asunto. Hay músicos y directores que cobrarán más que otros, pero hay mucho dinero público y esto tiene que bajar a la tierra. Quizá es utópico por mi parte, pero esto en la literatura no ocurre. Cada vez empieza a haber menos dinero y espero que la gente entre en razón, aunque creo que tardará bastante en cambiar».

En cuanto al futuro próximo, asegura que el año que viene «quién sabe». «Cuando te dicen que Madrid va a recortar piensas: `Ya, ¿pero cuanto?'. Y te responden que `mucho', sin fijar nada». Defiende que trabajar sin un presupuesto concreto es muy difícil, porque las Quincena contrata a los músicos a año vista. A pesar de los ingresos de las entradas, lo inquietante son las subvenciones, «porque hay veces que te aseguran la ayuda con un `ya veremos'». En su segundo año como director se mostró «muy contento» por cómo van las cosas y aseguró «estar tranquilo»: «La gente es respetuosa. Venga o no venga, siento que a la Quincena se le tiene cariño».

Lo que sí se ha suprimido, respecto a la edición anterior, es el gran concierto del Kursaal. El auditorio donostiarra acogió en 2009 «Israel en egipto» de Hendel. Además del «elevadísimo» coste de un concierto de esas características, añadió que la única propuesta que tuvieron fue la de una ópera que duraba cuatro horas «y no tuvimos claro si era interesante o no». Con todo ello, opinó que la Quincena se mantiene igual, porque la programación «funciona» y, por lo tanto, no hace falta cambiar gran cosa.

Obras de rompe y rasga

Tal y como se anunció hace unos meses, Rusia será el hilo conductor de la programación, donde destacan compositores como Igor Stravinsky, Piotr Tchaikovsky, Nicolái Rimsky-Korsako y algunos más actuales, como los contemporáneos Sofia Gubaidulina y Rodion Shchedrin. De esta manera se hace un paseo por los músicos más destacados de los siglos XIX, XX y XXI. Se conmemoran también los cien años desde que, en 1910, el empresario ruso Sergéi Diaghlev, fundador de los Ballets Rusos, trabajara con el músico Stravinsky, casualmente ambos relacionados con Biarritz -éste último vivió allí durante tres años-.

El director aseguró que, tras Alemania, que con compositores de la talla de Bethoven, Mozart o Schuman en su opinión encabeza el «medallero», Rusia es el país que ha dado músicos de mayor calidad.

Entre las piezas que se ofrecerán está «El pájaro de fuego», de Stravinsky (7 de agosto a las 20.00, Kursaal), «un compositor genial que revolucionó la música, cambiando por completo la estética establecida hasta entonces». Según explicó, en 1910, tras el estreno de París, el público acabó en una gran pelea por discrepancias en torno a la obra. También se podrá escuchar «Boris Godunov», de Petróvich Mussorgsky (26 y 27 de agosto a las 19.00, Kursaal). Como la obra anterior, se produjo una ruptura a partir de su creación. Fue la primera ópera en Rusia en la que un comité de selección del zarismo decía qué podía publicarse y qué no. Por primera vez no hubo un tenor, cediendo el protagonismo al coro y tampoco hubo ballet. ««Boris Godunov'' inventa una fórmula que no se atiene a unos cánones occidentales, italianizantes ni germanos. En definitiva, Mussorgsky es una reproducción fiel de la vida, de lo cotidiano. Fue, desde luego, un punto de inflexión».

En cuanto al Victoria Eugenia, en este espacio se ha hecho un «tótum revolutum»: «Hay música rusa, música de Schuman, Schubert, Mozart, Chopin... Pero destacaría a Hugo Wolf, además hacía tiempo que no se ofrecía nada de él (1 de setiembre, a las 20.00). Es -prosiguió-, el gran creador del lead alemán, un género que creó él mismo, compuesto únicamente por voz y piano».

Los Ballets de Monte-Carlo (30 y 31 de agosto a las 20.00, Kursaal) brindará tributo a los Ballets Rusos con la puesta en escena de «La consagración de la primavera» de Stravinsky, y «Scheherezade», de Rimsky-Korsakov. La elección de esta compañía es, en el fondo, «un homenaje a la relación entre Diaghilev y Stravinski». «Cuando los ballets se disolvieron, porque murió la figura principal que era Nijinsky y porque el empresario Diaghilev empezó a tener problemas, gran parte de los bailarines se marcharon a Montecarlo y fundaron los ballets». Tal y como detalló, han sido los miembros de la compañía quienes eligieron brindar un homenaje a estas dos figuras vinculadas a la música rusa.

Dentro del Ciclo de la Música Antigua (del 9 al 13 de agosto a las 18.00, Convento Santa Teresa) Luis XIV, conocido como «El Rey sol», será el tema central. «Además de inventar el estado moderno, inventó la forma de hacer los jardines en Francia, e imprimió a toda su corte un carácter cultural importante». Como curiosidad, cabe decir que la Quincena se trasladó hasta allí en busca, infructuosamente, de las partituras con la música que sonó en la boda de Luis XIV. Lo que se ofrecerá en este apartado, entre otras piezas, será la música que los compositores de la corte tocaban al rey.

Sarreren salmenta: diru iturri garrantzitsua

Aurten sarrerak ohi baino lehenago jarri dituzte salgai, hain zuzen, hilabete lehenago. Gaur egungo egoera ekonomikoa «konplexua» dela-eta, aurreratzea erabaki zuten Musika Hamabostaldiko antolatzaileek.

«Langabezia asko hazi da –zioen Patrick Alfaya zuzendariak– eta batzuen diru sarrerak murriztu ez badira ere, jendeak kontu handiagoa du dirua xahutu edo gauzak erosterako orduan». Neurria, «badaezpadakoa» izan dela gaineratu zuen atzo. Salmenta abian izanik, dagoeneko iazko zifra berberetara iritsi direla baieztatu zuen, «hau da, 700.000 euro inguruan». Hala ere, gaineratu zuen iazko edizioan, jaialdia jada hasita zegoenean, 120.000 eta 150.000 euro inguru bildu zirela sarreren salmentatik. «Guretzat ezinbestekoa da behin jaialdia hasitakoan eta gero ere sarrerak saltzen jarraitzea. Oker ez banago –erantsi zuen–, 4.500 sarrera saldu gabe daude oraindik, hogei mila inguru saldu baitira dagoeneko».

Jaialdiaren kudeaketari dagokionez, Alfayak uste du «hala izan behar» duela, alegia, Hamabostaldiaren aurrekontua ordaintzeko sarrerez baliatzea. Zentzu horretan, orain dela bi urtera arte zuzendari izandako Jose Antonio Echeniquek horren aldeko apustua egin zuela adierazi zuen egungo zuzendariak, Echeniquek ez baitzuen jaialdia diru laguntzez soilik iraunarazi nahi izan».

Guztira, aurrekontuaren %35-40 inguru sarrerei esker ordaintzen da. «Egoera positiboa dela dirudi, oraindik hilabete gelditzen da aurretik, ikus dezagun jendeak erosten jarraitzen duen. Hala izatea espero dut behintzat», amaitu zuen.

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