López no quiere que los demás se saquen fotos con los dirigentes de la izquierda abertzale radical. Cuanto más gente se reúna con ellos, menos valor histórico tendrá la suya el día que se cierre la ferretería. Una imagen vale más que mil palabras, y la que recoge el momento en el que él y Rodolfo Ares se sentaron en una mesa ante Arnaldo Otegi, Rufi Etxeberria y Olatz Dañobeitia, será vendida algún día como prueba del talante dialogante de los socialistas y de su contribución a la pacificación del país. Las palabras gruesas que han utilizado para topedear otros procesos y para defender la ilegalización de sus interlocutores quedarán para unos y otros en el olvido.