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Crónica | Obtáculos a la accesibilidad

Cuando un simple escalón impide tomar el café con los amigos

Tomar un café con los amigos parece cosa sencilla. Pero si vas en una silla de ruedas, la cosa se complica. Basta un pequeño escalón a la entrada del bar, o de la cafetería, para que te quedes sin café. Así lo mostraron ayer varias personas con discapacidad por las calles del Casco Antiguo de Iruñea, a fin de reclamar la eliminación de obstáculos que les impiden disfrutar de su ocio.

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Iñaki VIGOR

Se estima que un 16% de los hogares navarros acoge alguna persona con discapacidad. Eso significa que en Nafarroa existen unas 40.000 personas que padecen alguna discapacidad física u orgánica. Los avances legislativos de los últimos años han posibilitado que estas personas cada vez se encuentren con menos barreras arquitectónicas a la hora de acceder a edificios e instalaciones. Pero los obstáculos no han desaparecido, ni mucho menos. Cuando las personas con discapacidad física quieren entrar a un bar o un restaurante, por ejemplo, en muchas ocasiones se tienen que dar media vuelta y buscar un nuevo local. Unas escaleras, una doble puerta o un pequeño escalón les impiden entrar a muchos locales de ocio.

Para mostrar estos problemas de accesibilidad, una decena de discapacitados recorrió ayer por la mañana diversos establecimientos de Iruñea. Se reunieron a las 10.30 en el Rincón de la Aduana y se marcaron el objetivo de tomar una consumición en diversos bares de las calles Comedias, Estafeta, Conde Oliveto, Estella y San Antón.

En algunos locales no encontraron obstáculos, pero en otros comprobaron que resultaba imposible entrar. En estos casos optaron por no pasar de largo, sino que se plantaron en la entrada para hacer patente que no podían seguir. La ley obliga a los nuevos locales a respetar unos principios de accesibilidad, pero gran parte de los locales antiguos siguen sin ser accesibles.

Beneficia al comerciante

«Eliminar las barreras arquitectónicas de la entrada del comercio beneficia a todos, incluido el comerciante, que permite la entrada de todo tipo de clientes». Esta es la reflexión que hacía Iñaki Ceniceros, portavoz de COCEMFE, la Federación navarra de asociaciones de personas con discapacidad física y orgánica.

Durante este recorrido también se pudo comprobar que la mayor parte de los problemas los ocasionaba el escalón de la entrada al local. A este respecto, las personas con discapacidad indicaron que la mayor parte de los bares no accesibles sólo necesitan una pequeña inversión para adaptar su entrada.

«Las personas que precisan silla de ruedas tienen el mismo derecho a tomarse un café con sus amigos. Pero también lo tiene un anciano, una persona con problemas de movilidad, un cliente con deficiencia visual o el padre que lleva al niño en una silleta», comentaba Ceniceros.

Cuando este grupo de personas con discapacidad conseguía superar la entrada, que parecía lo más difícil, nuevos obstáculos iban surgiendo a su paso en el interior de algunos establecimientos. En casi todos ellos los mostradores eran demasiado altos para unas personas que no se pueden incorporar. Además, un pasillo o una puerta demasiado estrecha les impedían acceder al servicio en sus sillas de ruedas.

En su paseo por el Casco Antiguo de Iruñea también invitaron a los hosteleros a mantener las condiciones de accesibilidad en las terrazas, tan demandadas en esta época veraniega, y aprovecharon para pedir a los ayuntamientos que tengan en cuenta las condiciones básicas de accesibilidad a la hora de conceder las licencias.

Terrazas para todos

«Las terrazas se colocan en lugares de uso peatonal y deben mantener una anchura mínima de paso que permita la circulación de forma autónoma a todas las personas. Eso supone unas medidas de ancho de 1,80 metros, salvo estrechamientos puntuales hasta 1,50 metros. Además -precisó Ceniceros-, el diseño y ubicación de las terrazas deben permitir su uso por parte de todas las personas».

Estas personas estuvieron acompañadas de dos trabajadores de COCEMFE, una federación integrada por asociaciones de personas afectadas por fibrosis quística, esclerosis lateral amiotrófica, esclerosis múltiple, fibromialgia, diabetes, enfermedades neuromusculares, espina bífida, hidrocefalia, Párkinson y otras discapacidades físicas.

«Nuestro objetivo -explicó Iñaki Ceniceros durante el recorrido- es que una persona con discapacidad pueda llevar una vida normalizada, que pueda acceder a los mismos lugares, ámbitos y servicios que están a disposición de cualquier otro usuario. Y ello incluye el ocio, que ocupa una parte importante de la vida de una persona».

 

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