Hoy es un gran día en Gasteiz. Atrás quedó la reciente juerga del Día del Blusa, que hace dos domingos se encargó de caldear el ambiente y abrir el apetito para las fiestas de La Blanca.

Aunque el chupinazo que servirá de detonante para que el «muñeco» sobrevuele el gentío congregado en la plaza no será hasta las seis de la tarde, los preparativos comenzarán por la mañana. Todas las miles de personas que hoy acudan a ver in situ la bajada de Celedón, deberán tener en cuenta la siguiente cuestión: el champán suele regar, a quien más y a quien menos, a casi todas las personas que acuden al chupinazo, por lo que es recomendable acudir con ropa cómoda y, sobre todo, con un calzado adecuado para evitar cortarse con los cristales de las botellas. Los más presumidos ya tendrán tiempo de lucir modelito durante todas las fiestas.

De la misma manera, los gasteiztarras o turistas que decidan acercarse hasta la Virgen Blanca no deberán dormirse en los laureles. Hay que tener en cuenta que las cuadrillas comienzan a arribar a la plaza en torno a las cuatro de la tarde para asegurarse un buen lugar. No obstante, seguramente, quien decida apurar los minutos conseguirá también hacerse un hueco.

Cuatro ciudadanos anónimos serán los encargados de lanzar el chupinazo. Aunque este año el turno de encender la mecha era del grupo municipal de Ezker Batua, dicha formación política cedió este derecho a Pedro Montoya, empleado del servicio municipal 010; la trabajadora de un gimnasio Patricia Furlong, la profesora de baile Aurora San Vicente y el trabajador de Mercedes Joseba Pangua. Fiel a su obligación y puntual como siempre, desde que en 1957 empezara su andadura, cuando en el reloj de la torre de San Miguel suenen las seis de la tarde, el entrañable muñeco vestido de blusa, hatillo, puro y paraguas, sobrevolará un mar gigante de gente, champán y una gran nube de humo.

Tras llegar a su «casa nueva, con ventana y balcón», el aldeano de trapo se reencarnará en persona, será entonces cuando Gorka Ortiz de Urbina, paraguas en mano, comience la difícil tarea de atravesar la abarrotadísima plaza andando, saltando y cantando. Una vez que llegue a la balconada de San Miguel, el Celedón de carne y hueso desatará la locura cuando comienze a cantar aquello de la «casa nueva, con ventana y balcón».

A partir de ese momento, Gasteiz se encontrará sumergida en unas fiestas que se alargarán hasta el 9 de agosto, cuando Celedón vuelva a subir a la torre de San Miguel.

Por unas fiestas más populares

La Comisión de Blusas y Neskas y la Comisión de Txosnas de Gasteiz, dos colectivos populares, consolidados y referentes dentro del espacio festivo-cultural de la capital alavesa aunarán todas sus fuerzas para que las de este año sean todavía unas fiestas más populares.

Hoy en día, resulta difícil entender las fiestas sin la participación de blusas, neskas y txosnas. Ambas comisiones existen gracias al trabajo desinteresado de miles de gasteiztarras que han pasado por ellas. Sin lugar a dudas, lo que hoy son es el fruto de la labor de todas las personas que fueron y son parte de ellas.

Un año más, las dos comisiones trabajarán «con su proyecto ilusionante de crear unas fiestas para todos los colectivos sociales, donde nadie se sienta marginado, donde todos y todas participemos, cada uno en la medida que pueda, para hacer de estas unas fiestas especiales y con un marcado carácter lúdico y original que la distinga de otras fiestas». Siendo este un proyecto festivo creado desde la ilusión de unas fiestas participativas y reivindicativas, los dos colectivos, a la hora de preparar estas fiestas, se encuentran con unas instituciones que tienden a controlar todo el proceso festivo «con una abrumadora burocratización de todos los actos que intentamos organizar o a la simple exclusión de algunos actos aludiendo a razones que desde estos dos colectivos creemos poco objetivas».

Las dos comisiones desean disfrutar unas fiestas de Gasteiz «en paz, que sean de todos y para todos y todas las gasteiztarras, para lo cual vamos a hacer cuanto esté en nuestras manos para impulsar unas fiestas verdaderamente populares». En este sentido, piden compromiso a todas las instituciones y tienen muy claro, en alusión a la «demostración policial» de la Ertzaintza en el Día del Blusa, que no van a seguir tolerando hechos que atentan contra la propia libertad de expresión en las fiestas.