Dos diarios próximos al PNV titulaban que «Aralar descarta la confluencia electoral con EA y la izquierda abertzale» e, interpretando el sentir mayoritario de la gente abertzale de izquierda, afirmaban lapidariamente que las bases de dichos partidos «no están preparadas». Interesada forma de ver y leer los acontecimientos. Simplificar el gran esfuerzo que se está haciendo, el discreto y de cocina, de lectura compartida del momento y de aclaración estratégica de la apuesta independentista, acompañado del esfuerzo movilizador, y presentarlo como si se tratase de un juego de cromos y un reparto de cuotas de representación entre partidos por interés electoral es algo que retrata a quien lo hace, proyecta su miedo y nerviosismo, así como la necesidad de reposicionarse.

El tiempo no es neutro en política y, sin duda, tiempo habrá de abordar desde el movimiento abertzale de izquierda las fórmulas y soluciones para las elecciones. Ahora hay que aprovechar este tiempo para desde la restitución de mínimos democráticos y la superación efectiva del conflicto armado y sus derivadas, poner en marcha un nuevo programa independentista concreto, materializable y con horizonte, que arrastre gente y compacte nuevas mayorías sociales. Una apuesta de ahora y para décadas. La gente abertzale de izquierdas lo pide. Y se lo merece.