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Andoni Pangua Barakaldo

En memoria de Bego Garcia Eguiluz

Kaixo Begotxu, disculpa que te moleste, pero quería decirte que estés tranquila, que todo va bien. Tu despedida fue preciosa, estábamos todas y todos los que tu querías que estuviésemos. Faltaban algunas y algunos, pero no por su culpa, sino por culpa de esa política criminal que los tiene prisioneros en cárceles de exterminio a cientos de kilómetros de nuestra amada Euskal Herria.

En tu despedida no estaba nadie por cumplir, tu despedida estuvo llena de ojos llorosos, de corazones oprimidos, de llantos retenidos, y todos contigo en el pensamiento y en el corazón.

Tu compañero y tus hijas e hijos aguantando el chaparrón, tristes por tu ausencia, pero alegres al ver la cosecha que tu habías sembrado. La cosecha somos todas y todos tus amigos, son tus obras, son tus luchas.

No lo han dicho en los (des)informativos, pero el día de tu marcha los muros de las prisiones amanecieron húmedos por las lágrimas derramadas por los que tantas y tantas horas, durante tantos años, disfrutaron de tu presencia, de tus cartas, de tus apoyos.

Begotxu, hace poco estábamos comiendo alrededor de la misma mesa en tu querido Abornikano. Te miraba con admiración, envidia y respeto. Admiración por tu valentía ante la maldita enfermedad, envidia por querer ser como tú si algún día me encuentro en tu situación y respeto por toda tu trayectoria.

Cuando nos íbamos a marchar, subí a la casa a despedirme de ti. Nos dimos unos cuantos musutxus y me quedaron grabadas las últimas palabras que me dijiste: «Andoni, estoy muy cansada». No interpreté ese cansancio como si fuese debido al ajetreo de todo el día, sino como un cansancio de tanto luchar contra la maldita enfermedad.

Al montar en los vehículos, te asomaste a la ventana, nos despediste saludando con la mano y diciendo adiós con la mirada. Los que nos íbamos lo interpretamos como lo que era, como una despedida. Begotxu, gracias porque pude compartir aquellos momentos contigo, con Kike y con nuestros amigos y amigas.

Kike, Haizea, Hodei y Urtzi, pueden estar orgullosos y orgullosas de haber compartido la vida contigo, pero al igual que te dije en su día, tu tienes que sentirte orgullosa de haber tenido junto a ti y en todo momento a tu compañero Kike y a tus hijas e hijos.

Begotxu, gracias por tu amistad; Kike gracias por haberla cuidado tan bien. Y, con el permiso de Kike, beti arte, amapola.

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