Tras once largos días en huelga de hambre y sed, los presos políticos vascos Ander Geresta y Jabi Abaunza alcanzaron ayer un principio de acuerdo con la dirección de la cárcel de Moulins-Yzeure, donde se encuentran recluidos, según explicó a GARA Xantiana Kaxenaut, abogada de ambos.

La letrada se reunió en el día de ayer con el director de la prisión, quien le manifestó su compromiso de que en adelante «tratarán a los presos con respeto y dignidad», lo que supondría dejar de practicar los cacheos vejatorios que llevaron a Abaunza y Geresta a iniciar la huelga de hambre y sed el pasado 31 de julio. Posteriormente, Kaxenaut tuvo la oportunidad de presentar la postura de la dirección de la cárcel a sus representados, quienes se mostraron dispuestos, siempre que el director cumpla su palabra, a abandonar la protesta.

Kaxenaut explicó vía telefónica a este diario que encontró a los dos presos muy debilitados, «porque cada uno ha perdido unos quince kilos de peso». No obstante, aseguró que también les había encontrado anímicamente muy fuertes, a pesar de los innegables efectos que la falta de alimentos y agua ha producido en sus cuerpos.

Geresta será trasladado «en breve» a un centro hospitalario para recibir la asistencia médica que precisa, después de que el martes le realizaran análisis médicos. Abaunza, a pesar del grave riesgo de fallo renal que entraña pasar más de siete días en huelga de hambre y sed, se ha negado en todo momento a ser trasladado a un hospital. Su abogada precisó que ambos recibían asistencia médica diaria en la prisión y que, aunque los primeros días se negaron, posteriormente accedieron a que les realizaran análisis de sangre.

Horas antes de tener constancia de estos últimos acontecimientos, un nutrido grupo de familiares y amigos de Abaunza y Geresta comparecieron por la mañana, en Bilbo, acompañados por representantes de Etxerat para dar cuenta de la crítica situación en la que se encuentran los dos ciudadanos vascos.

«Ellos nos dicen que estemos tranquilos porque están bien y están fuertes. Fuertes sí -explicaba Lourdes Azurmendi, madre de Geresta-, pero tantos tiempo sin comer ni beber...».

Durante su intervención, criticó la actitud del director de la prisión de Moulins-Yzeure, acusándole de mantener los cacheos vejatorios y «totalmente arbitrarios» contra los presos políticos incluso después del inicio de su protesta.

Junto a los allegados de Geresta y Abaunza, comparecieron las portavoces de Etxerat Oihane Ozamiz y Biki Gorostiaga, quienes, en euskara y castellano respectivamente, subrayaron que las políticas penitenciarias vigentes en los estados español y francés son «una ruleta rusa» que sitúa a los prisioneros «al borde de la muerte».

«Lamentablemente, tenemos que decir que esta fina y débil cuerda se puede romper en cualquier instante. No hay que olvidar que 21 presos políticos han muerto en prisión», remarcaron.

Celda de castigo

Por ello, denunciaron con contundencia la decisión de la dirección de Moulins-Yzeure de castigar y aislar a Geresta y Abaunza únicamente porque «se negaron en redondo a desnudarse y agacharse para realizar un registro en sus anos». «Como consecuencia -relataron- fueron llevados al mitard; es decir, a una infame, oscura y minúscula celda celda de castigo en la que los presos deben pasar 22 horas al día».

Ozamiz y Gorostiaga recordaron también que Iñaki Lizundia e Ismael Berasategi, ambos encarcelados en Moulins, estaban realizando un «chapeo» para protestar contra los cacheos a los que son sometidos. Ambos necesitan tomar una serie de medicamentos, por lo que el riesgo que correrían secundando la huelga de hambre y sed sería mucho más elevado.

«Ésta es parte de la oferta del Estado francés: dispersión, aislamiento, soledad, cacheos y humillación», destacaron. Al mismo tiempo, señalaron que «en el Estado español, las cosas van por los mismos derroteros», como parte de «un chantaje [...] con el objetivo de utilizar a nuestros familiares y amigos como rehenes para condicionar así el futuro de Euskal Herria».

A juicio de Etxerat, «es hora de decir `basta'» a las vulneraciones de los derechos de los presos políticos «que persiguen con saña la solidaridad». «Se siguen perdiendo visitas vis a vis -añadieron- debido a los cacheos humillantes, con un preocupante aumento esta semana».

«Y es que, bien sabe el ministro [español de Interior, Alfredo Pérez] Rubalcaba, que el verano es una buena época para que las barbaridades que planea en su laboratorio represivo pasen inadvertidas», comentaron más adelante, al mismo tiempo que dejaban claro que «no se lo vamos a consentir».

También hubo referencias a la «penosa y mediática cruzada» del consejero de Interior de Lakua, Rodolfo Ares, contra la solidaridad, aunque «no se salda más que con fracasos». El colectivo de familiares y amigos de presos políticos criticó que se gaste dinero público para borrar los signos de solidaridad de las calles y barrios de Euskal Herria. Pese a ello, se congratularon por que, «al igual que el año pasado, la solidaridad y la imaginación han sobrepasado con creces a la represión».

Recurso de Mikel Ibañez

Por otra parte, Etxerat denunció la decisión de la Audiencia Nacional española de volver a encarcelar al elgoibartarra Mikel Ibañez, que llevaba dos años en régimen de prisión atenuada debido a que está aquejado de cáncer y padece una importante minusvalía. Además, sufrió un infarto hace apenas dos semanas. Por todo ello, solicitó su «inmediata» liberación, «antes de que, por desgracia, sea demasiado tarde».

Posteriormente, la agencia Europa Press indicó, citando fuentes judiciales, que la Sala de Vacaciones del tribunal especial revisará en los próximos días el reingreso de Ibañez tras ser presentados varios recursos.